Como si se tratara de una novela interminable, dos hermanos se celan el uno al otro de los triunfos y fracasos que obtienen a lo largo de la historia, se distancian, se acercan, se pelean y hasta se amenazan de “darse duro” por una que otra, por si fuera poco, tontería diplomática ya que al final siempre terminan resolviendo todo por la vía diplomática.
Desde el inicio de los tiempos modernos, Colombia heredó la ventaja que el Virreinato de la Nueva Granada le confería en cuanto a infraestructura, organización y jerarquía; Venezuela en cambio, apenas y obtuvo un ascenso al grado de Capitanía General cuando ya estaba gritando por una independencia de la Corona Española; lamentablemente esto le hizo empezar con un paso atrás y con una guerra que le costó la mitad de la población, saben todos de las consecuencias de un país despoblado: No hay desarrollo tangible en el tiempo hasta pasadas unas cuantas generaciones.
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Ambos intentaron prosperar rápido, llamando inversión tanto propia como de extranjeros, pero fue la política la que los mantuvo bajo constante rezago económico, en tono con la inestabilidad de la región. Aunque hubo avances independientes también se sabe que los problemas de uno afectaron al otro de manera positiva, negativa e incluso de ambas maneras, consolidando una interdependencia involuntaria pero que al final, los llevaría a ambos a mirar al otro a través de la ventana para ver que no hiciera algo torpe que le terminara costando algo, fuese social, económico, político incluso, cómo sería si ambas naciones se hubiesen quedado juntas y madurado, explotando las bondades de cada nación.
En fin, como vimos, los últimos 40 años ha habido una relación comercial con muchos altibajos, industrias en cada país crecieron de manera honrada, y a pesar de los problemas el intercambio comercial es una prioridad para las poblaciones de cada país, aunque la llegada de los rojos de un lado y de los nacionalistas del otro hiciera una fricción bien potente, las naciones al final terminan comprendiendo que si bien “la política nos divide, los negocios nos unirán”.
Yo clamo al cielo un día nos digan cuándo tendremos la madurez suficiente para romper esa frontera y abrazarnos, como quisieron Miranda primero y Bolívar después, como una nación unida, una nación con miras a fortalecerse y no a enfrentarse…
Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: Change
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