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¿Habrá guerra este año?

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guerra

Largas son las temporadas en las que las noticias de conflictos internacionales inminentes copan la atención de los espectadores, con opiniones divididas al respecto, pero con los recientes confinamientos por la pandemia hubo un pequeño momento de pausa en la mayoría de ellas.

Últimamente notamos cómo el nuevo foco de atención se centró en Europa del Este, el despliegue de tropas rusas cerca de la frontera con Ucrania encendió las alarmas de toda la Unión Europea y la Organización del Atlántico Norte (Otan), con las consecuentes pugnas políticas entre ambos bloques.

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¿Pero qué tan lejos o cerca estamos de una nueva era de guerras internacionales a pequeña o mediana escala? ¿Volverá la época de expansionismo territorial, pugnas intercontinentales y la amenaza latente de una guerra nuclear?.

La respuesta es clara, las guerras nunca terminaron, la amenaza de una guerra nuclear nunca se fue, y el conflicto internacional sólo se volvió más estratégico, tomando como bandera la relación comercial dominante en vez de la fuerza militar como arma de primera mano.

Como ejemplo podemos ver la reciente, y aún vigente, guerra comercial entre los Estados Unidos y China, la cual al final, sólo terminó costándole más a los civiles e industriales de ambos países que a los gobiernos en sí mismos; fortaleciendo los sentimientos de nacionalismo, proteccionismo y resentimiento de una nación contra otra.

Pero saliendo al plano global, veamos detenidamente estos escenarios:

Estados Unidos, como superpotencia mundial ha de estar presente en todos y cada uno de los rincones de la política internacional y los asuntos relativos a ella, por ende, militares, inteligencia y comercio buscan estar presentes ahíChina, como potencia emergente regional, desea establecer su influencia en la esfera Asia-Pacífico, influencia económica, política y militar, lo cual ha creado fricción con sus vecinos. Por otra parte, las ambiciones chinas de anexar Taiwán han impedido que ambas naciones puedan conciliar sus diferencias, creando en Taiwán un fuerte centro de resistencia militar, y donde los Estados Unidos han decidido enviar una flota de portaaviones para reforzar su presencia en caso de una eventual invasión a costas taiwanesas. Con Hong-Kong ha habido una fricción similar, pero Hong-Kong es formalmente un territorio chino bajo administración especial que poco a poco el Estado Chino desea integrar al resto de su territorio como una China única, unida, y fuerte.

Si bajamos al océano Índico encontramos a la India, una República joven con problemas tanto internas como con sus vecinos. Al norte China con viejas cuentas por saldar, ya tuvieron una guerra y parece no terminar ahí; con Pakistán un conflicto latente que aún no cesa, con constantes bombardeos en la zona disputada pero que no pasa a mayores aún, pues son potencias nucleares jóvenes en constante aumento de su arsenal nuclear, otra preocupación para la comunidad internacional.

Más al occidente, en el Cercano Oriente y el Norte de África, conflictos de diversos calibres pueden encontrarse vigentes y otros a punto de estallar: Siria con la intervención internacional contra el Estado Islámico, y la guerra civil que aún está latente. Irán, con su ambiciosa visión política y militar expandiendo su influencia por toda la región. Arabia Saudí con victorias políticas en el mundo árabe y derrotas militares en Yemen ha quedado en entredicho por sus vecinos, lo cual eleva la preocupación por alguna decisión militar que pueda desbocar en un conflicto local de importancia, pues está muy cerca de Irán, con quien mantiene roces constantes, ni hablar de la fuerte presencia de Estados Unidos en la región. Libia y Egipto son puntos calientes que si bien no representan una amenaza de guerra internacional, pueden representar una amenaza social en los países aledaños, los cuales podrían responder con fuego luego de una radicalización nacionalista en sus naciones. Algo preocupante la verdad.

Subamos, más al norte, y encontramos a Rusia, y su esfera de influencia, con Turquía, Ucrania, los países bálticos y los nórdicos rodeando su frontera con bandera de la Otan (excepto Ucrania, pero quien si recibe bastante apoyo logístico de dicho organismo) delimitando fuertemente hasta dónde Moscú puede operar tranquilamente. Las fricciones son constantes con la Unión Europea; y con Ucrania las viejas cuentas no paran de ganar intereses, pues entre Kiev y Moscú una historia de amor y odio que no se acaban, y ahora, con disputas ideológicas y una celada asociación de Ucrania con las políticas de la Unión Europea se ha abierto otro capítulo de separación, celos y posiblemente una cruel violencia entre ambas naciones.

En resumen, las más grandes potencias se enfrentan a un mar de incertidumbre, fricciones políticas y cambios en sus esferas de influencia, con esto la pregunta no es si habrá o no una guerra internacional, la pregunta es cuándo, y posiblemente de esta década no pase la espera, pues se observan grandes desestabilizaciones en las naciones más fuertes del mundo, y con más tensión, más violencia, largamente innecesaria para el desarrollo de las naciones, pero largamente inevitable.

No apoyo a un bando, es más, defiendo la verdad, pero la verdad muere en la guerra, y sólo sabemos la historia de los vencedores. Ruego porque estos conflictos no escalen, pero, también ruego por mayor inteligencia en la sociedad para evitar el daño que una guerra descontrolada puede provocar.

Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: Modern War Institute
*Las opiniones expresadas no representan la posición editorial de Zona Captiva. Es responsabilidad exclusivamente del autor.

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