Escuchando una buena serenata de guitarras, con canciones de un popurrí latinoamericano muy creativo me quedé pensando por un instante más o menos largo… ¿por qué es tan difícil escuchar una buena música hoy en día? ¿Qué es lo que están transmitiendo día tras día la radio, la televisión y la internet a las mentes de nuestros niños y jóvenes?.
Han salido a la calle una cantidad incontable de nuevos “artistas” y “profesionales de la música” proponiendo lo que llaman el nuevo arte musical, donde señores sin cultura musical como quien, aunque su nombre no voy a mencionar, admitió frente a toda una audiencia jamás haber recibido educación musical, esto tras haber recibido un premio de alto prestigio en el mundo del entretenimiento; y revisando las “obras” publicadas, podemos encontrar letras de carácter explícito totalmente sin censura, y que al contrastar con las letras de hace 10, 15, 20 años, podemos percibir que se ha vuelto manifiesta la degradación crítica del estándar de una música de “buena percepción”.
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Pareciera que estamos frente a un dilema: Una buena música es aburrida, pero entre más obscena degradante y grosera más paga. Podemos ver a una generación protestando diariamente por mejores condiciones, pero no protestan por escuchar mejores canciones, por proteger el futuro de una sociedad en peligro de implosión, donde ser la autoridad es un “crimen” hasta que les conviene que esa autoridad familiar deba mostrar la cara y defenderlos de los errores que tratamos de evitar que cometan.
He conversado con tecnócratas, sociólogos, incluso estadistas diversos y están de acuerdo en una sola afirmación, que aunque suena algo polémica, pareciera comenzar a tener lógica de fondo: “La nación no sabe lo que quiere, y aunque le haga falta no se pone de acuerdo”.
Es risible de cierta manera, ver los videos donde las viejas generaciones se espantan al analizar la letra de las canciones que actualmente son tendencia, pero de cierto modo, resulta inaudito que en apenas unas décadas los cambios culturales en cuanto a la percepción de las formas de entretenimiento se hayan tornado un tanto más opacas, sucias o por así decirlo degradantes.
¿Seguiremos permitiendo que nuestros muchachos sigan tendencias tan aberrantes, degradantes y tóxicas? ¿O los encaminaremos con el corazón, la lógica y el sentido común? Un camino de inteligencia donde no se alimenten a estos pseudo-artistas que viven de basura musical con grandes corporaciones que se alimentan de sus ganancias. Piénselo, el futuro es el futuro de la nación, una nación a la cual usted pertenece, y sus amigos y familiares hacen parte de ella.
¿Qué opina?.
Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: Xataka
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