El Gobierno Nacional considera que el hidrógeno es una herramienta para lograr la descarbonización del país y, aunque el camino hacia esta no es sencillo debido a los sectores de difícil electrificación, esta hoja de ruta pretende crear un plan de acción progresivo para lograr que el hidrógeno para el 2050 sea una fuente competitiva y esencial de la matriz energética de Colombia.
En ese orden de ideas, surge la pregunta sobre ¿por qué el mundo le ha apostado al hidrógeno como el elemento que impactará en una mayor medida la carbono neutralidad a nivel global? El auge del hidrógeno se debe a su gran versatilidad como materia prima, combustible y vector energético para el transporte y almacenamiento de energía. No obstante, el proceso para obtenerlo requiere de una inyección elevada de infraestructura y tecnología, pues este no se encuentra de manera aislada en la naturaleza.
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Es decir, debe extraerse a partir del agua, los hidrocarburos o la biomasa; proceso que requiere de un consumo de energía alto que podría dar lugar a emisiones de CO2. Ahora bien, la innovación que se presenta en este proceso de extracción recae en el empleo de energías renovables o en la captura de las emisiones de CO2 en su producción, dependiendo de la fuente para su producción.
Con la primera alternativa el producto obtenido es el hidrógeno verde, el cual es producido a partir de electricidad que proviene de fuentes de energía renovables, tales como la biomasa, la solar, la eólica y los pequeños aprovechamientos hidroeléctricos. Con la segunda alternativa, el producto que se obtiene es el denominado hidrógeno azul, el cual es producido a partir de fuentes fósiles, pero en su proceso de producción se capturan y almacenan las emisiones de CO2.
En consecuencia y dadas las bondades del hidrógeno, el camino hacia la descarbonización se ha ido fortaleciendo a nivel global en los últimos años. A nivel internacional, la estrategia de la Comisión Europea está enfocada en movilizar entre 180 y 470 billones de euros de financiación público-privada para apalancar la investigación, el desarrollo de tecnologías e incentivos para el impulso de proyectos en países que cuentan con condiciones geográficas y regulatorias óptimas; una oferta atractiva de fuentes no convencionales de energía renovable (“FNCER”). A nivel de Latinoamérica, países como Chile le han apostado a convertir este elemento en una fuente esencial dentro de su matriz energética.
Chile desarrolló su estrategia nacional de hidrógeno verde en el año 2020 con la finalidad de transformar al país en el productor más eficiente de hidrógeno verde para el año 2030. Este ambicioso objetivo de Chile planea ser alcanzado de la mano de: i) una creciente disponibilidad de financiamiento y beneficios tributarios ya vigentes; ii) alianzas estratégicas con países como Alemania; y iii) costos nivelados de producción basados en energía solar eólica y fotovoltaica, con foco en los lugares geográficos que cuentan con la mayor potencialidad para la generación de este tipo de energías (Ministerio de Energía Chile, 2020).
Con base en lo anterior, podría pensarse que Colombia se encuentra en desventaja en comparación a países que llevan un camino más avanzado en el desarrollo de estrategias para incorporar el hidrógeno en su matriz energética. No obstante, Colombia cuenta con una serie de ventajas competitivas que demuestran un panorama alentador.
Por: Ing. Michael Dueñas
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Imagen: 360 Radio