El 2016 entra, después de una importante derrota en las elecciones parlamentarias un poco de esperanza llegaría, se esperaba que esta victoria de la oposición sentara las partes para negociar estrategias para rescatar el país, lo que pasó pudo calificarse como traición, pues las promesas de cambio y esperanza se esfumaron. El hambre azotaba a las regiones del interior del país mientras la economía seguía contrayéndose, las propiedades perdían valor y en un intento de mejorar sus condiciones cientos de miles de familias vendían todo lo que tenían para irse a otro lugar.
Pronto, países como Colombia, Brasil, Chile, Argentina, Perú, España, entre otros, se veían de un momento abarrotados con solicitudes de miles y miles de migrantes esperando permiso para cruzar o quedarse en sus territorios con la esperanza de asentarse, trabajar y poder salir adelante.
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2017 fue un año muy complicado, la violencia civil escalaba, la politización de la crisis jugó un papel muy importante, pues varios líderes políticos de la oposición intentaban capitalizar el descontento social para poder desprestigiar al gobierno y así lograr su derrocamiento, violentas protestas en todo el país se sumaban al ya marcado vivir diario que consumía al venezolano.
En este punto, la inflación era muy difícil de contabilizar, pues, la inflación no se mantenía en el tiempo, los precios cambiaban cada tres horas o menos.
Del 2018 al 2020 los esfuerzos gubernamentales por apaciguar la crisis eran totalmente infructuosos, pues seguían la línea de atacar al capital privado de todos los males, de fomentar la corrupción, e incluso, con un sonado discurso se acusaba a las sanciones internacionales de haber generado y profundizado la crisis social y económica. Según el gobierno ellos nunca tuvieron la culpa.
Una fuerte reconversión monetaria tendría lugar, la nueva moneda tendría un rango de conversión de 100.000:1 eliminando cinco ceros a los precios, pero sin atacar el problema de fondo. Se puede argumentar que la inflación en esos tres años, pudo haber sido igual o superior a 58 000 000 %, además de una sufrida y vergonzosa economía de supervivencia.
El 2019, el gobierno decidió terminar con la persecución del dólar, permitiendo que fuese utilizado en las transacciones comerciales en general, esto creó una dolarización “de facto” lo que permitió aliviar la presión inflacionaria, la exoneración tributaria a las importaciones permitió el abastecimiento de productos de todo tipo, de un momento a otro, el país ya no enfrentaba desabastecimiento, el salario seguía siendo bajo, y las empresas privadas competían por ofrecer mejores salarios para comprometer a su plantilla laboral y así mantenerse abiertos.
2020 azotó nuevamente al país, un bichito de 5 nanómetros hizo confinar al país en cuarentena, lo que desató la inflación, pero sin aviso ni protesto los comercios comenzaron a laborar, a puertas cerradas, pues era más importante trabajar y llevarle comida a la casa, que quedarse encerrados muriendo de hambre.
2021 fue un año que hizo comprender al venezolano que la voluntad de una población de seguir adelante es muchísimo más fuerte, que la voluntad de sus líderes políticos de usarlos como carne de cañón de todas sus retorcidas ideas de cómo se debe gobernar un país. El país se levantó para crecer con un índice inflacionario récord en los últimos 10 años, por no decir más: 6% en diciembre 2021.
El venezolano se llena de esperanzas para construir un país que se vino abajo, con sangre, sudor y lágrimas, y que hoy parece
Hoy, quiero conmemorar, a todos aquellos que han luchado por salir adelante a pesar de las circunstancias, personalmente ha sido muy impactante ver que han pasado más de una década desde que todo comenzó, y que aún no termina, pero comienza a despejarse el camino, muchos compatriotas están volviendo, para reconstruir esta patria, algunos ya echaron raíces en sus nuevas tierras, y harán lo posible por salir adelante, pero nadie olvidará, porqué están ahí.
Es rudo ver a tu gente morir de hambre, de enfermedades curables, por la corrupción estatal, por muchas razones que no deberían, pero que nos pasaron, y queremos cambiarlas, queremos ser mejores, pero no es sencillo.
¡Larga vida a quien lucha por su familia!
Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: Christian Vision
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