Se fue una mujer incansable fuerte y trabajadora, líder de un país que desde el año 878 ha estado bajo la regencia de esta figura que inició con la autoproclamación de Alfredo El Grande, rey de Wessex. El Reino Unido a través de los años se ha mostrado orgulloso de que su figura de autoridad sea una reina o un rey y no un presidente, que a fin de cuentas es lo mismo, pues significa que avalan que estos representen de muchas maneras el orden y el poder en su territorio.
Con el fallecimiento de la Reina Isabel II a sus 96 años, se han desatado grandes polémicas por la figura monárquica de la cual era la máxima representante tras 70 años de reinado, y lo que para algunos es un sistema absolutista y desgastado que tendría que morir con la dignataria inglesa.
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Muchos de los discernimientos están apoyados en teorías libertarias de los pueblos del mundo, que no dejan de ser ciertas y ajustadas a la realidad, pero que al parecer, distan de representar la voluntad de los ciudadanos ingleses, que vamos a estar claros siendo una de las economías más sólidas de Europa, sigue escogiendo esta forma de mandato con la cual muchos líderes y analistas no están de acuerdo pues indican que ya, ésta nación tendría que optar por contemplar la posibilidad de escoger a sus mandatarios bajo elecciones universales y representativas de la voluntad absoluta de los ingleses.
El deceso de la monarca británica más longeva del mundo ocurrió en Escocia y causó gran conmoción a nivel global, pero hablemos de las 7 décadas que esta incansable mujer dedicó a trabajar por Gran Bretaña en la que a juicio de sus ciudadanos siempre primó su vocación de servir, obediencia y dedicación a la nación que la coronó como su reina, Isabel II, aunque muchos desconozcan estos detalles, durante la II Guerra Mundial recibió formación como mecánica automotriz y asciende al poder en Londres tras el fallecimiento de su padre el Rey Jorge. Se le atribuye a su gestión el levantamiento de la ya decaída figura de la monarquía para el momento de su coronación.
Tras la muerte de la Princesa Diana, la realeza enfrentó la caída más abrupta de sus niveles de popularidad, años después la separación de uno de sus hijos el príncipe Harry de la realeza argumentando persecución y racismo por parte del palacio, vuelve nuevamente la mirada del mundo en la rigidez monárquica como causante de la desgracia de Lady Di y el distanciamiento del príncipe Harry. Isabel II el año pasado también despidió en la soledad pandémica al amor de su vida el Duque Felipe de Edimburgo y meses después esta incansable representante regresó a sus labores al frente de la realeza. Todos estos eventos no hacen más que corroborar la fortaleza y audacia de esta líder británica que hasta su último suspiro le fue fiel al juramento que una vez le hizo a su país. “Declaro ante ustedes que mi vida entera, ya sea larga o corta será dedicada a su servicio y al servicio de nuestra gran familia real”.
Por lo anterior deberíamos muchas mujeres del mundo, procurar tener algo de la capacidad para mantenerse en vigencia y sobrellevar la pérdida, la burla y el dolor de la fallecida Isabel, ojalá dejaran de mofar con su partida y le dedicaran la misma intensidad que siempre la caracterizó a ella a trabajar por el bien de su país y sus conciudadanos. Dios bendiga la Idiosincrasia de los pueblos.
Por: Erika Baute
Instagram: @erikabauteak
Imagen: GTRES
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