El retinoblastoma es un tipo de cáncer infantil que se desarrolla en los ojos comenzando en la retina, la cual es la capa del ojo sensible a la luz que permite la visión.
Este cáncer primario de ojo más frecuente en la infancia, detectarlo puede ser un juego de niños: “tan solo necesitará fotografiar a su hijo con una cámara con flash activo pues este es fundamental para detectar el retinoblastoma a tiempo”, explica la doctora Ana María Infante hematóloga/oncóloga pediatra y miembro de ACHOP.
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El reflejo blanco en la pupila es uno de los signos tempranos más común de esta enfermedad y esto se puede notar fácilmente al tomar una foto con flash en los ojos del niño. Si al ver la fotografía los padres notan que la pupila se ve blanca esto daría muchos indicios de que puede ser retinoblastoma, puesto que en un ojo sano la pupila debe verse roja debido a los vasos sanguíneos que se encuentran en la parte posterior del ojo, que al observar una luz brillante debe reflejar este color naturalmente en vez de blanco, explica la doctora Infante.
Una pronta consulta también puede ser decisiva para diagnosticar este cáncer, pues un personal de salud entrenado tiene la capacidad de sospechar esta afección durante un examen ocular rutinario. Otro síntoma por el cual se puede sospechar el retinoblastoma es el ojo perezoso o estrabismo, en el cual se observa que los ojos apuntan en direcciones diferentes. Siempre se recomienda consultar directamente con un especialista porque existen otras patologías que pueden confundirse con el retinoblastoma y son más frecuentes.
Otros síntomas que los niños pueden presentar son:
1. Dolor de ojo.
2. Sangrado en la parte frontal del ojo.
3. Problemas de visión.
4. Un color diferente en cada iris.
5. Ojo protruido (que sobresale) por efecto de masa.
6. Enrojecimiento en la parte blanca del ojo.
7. Una pupila que no se reduce en tamaño en respuesta a la luz brillante.
La mayoría de veces este cáncer se presenta en un solo ojo; sin embargo, en el 30% de los casos puede tener compromiso en ambos ojos afirma el doctor Carlos Narváez hematólogo/oncólogo pediatra y miembro de ACHOP. Además, menciona que es uno de los cánceres con mayor asociación genética, siendo reportada esta asociación hasta en el 45% de los pacientes a nivel internacional según un reporte del Memorial Sloan Kettering Cancer Center.
Existe diferencia en la edad al diagnóstico, en los tumores bilaterales la edad promedio de diagnóstico es alrededor del primer año de vida, a diferencia de los unilaterales en los que se presenta aproximadamente sobre los 2.5 años. Es muy importante realizar estudio genético e indagar por antecedente de tumores oculares en la familia, ya que los padres de los pacientes con retinoblastoma con componente hereditario tienen un riesgo de 45% de tener un hijo con retinoblastoma en cada embarazo.
Son muchos los casos
Estefany Benjumea la madre de un bebé de 1 año que fue diagnosticado con retinoblastoma en el ojo izquierdo, cuenta que, en un examen de rutina de su hijo la doctora se dio cuenta de que el niño presentaba una lesión en el ojo e inmediatamente lo remitieron a urgencias y su diagnóstico resultó siendo un tumor pequeño adherido a la retina el cual se trató rápidamente y con eso se evitó la pérdida de la visión. La madre afirma que, gracias a esta evaluación temprana se detectó a tiempo esta patología, además resalta que la insistencia en este proceso fue clave, dado que ella no dudó en sacarle todo tipo de exámenes a su hijo al darse cuenta de que presentaba conjuntivitis todo el tiempo y que su ojo izquierdo le lloraba frecuentemente.
Tratamiento
ACHOP también afirma que no hay un método de prevención para el retinoblastoma, pero la educación y sensibilización a los padres y personal de salud debe estar dirigido a la detección temprana, realización de reflejo rojo y remisión urgente a un centro de alta complejidad ante la sospecha diagnóstica, dado que se requiere de un equipo multidisciplinario para el tratamiento, que incluya quimioterapia, cirugía, radioterapia, genética, rehabilitación, psicología, nutrición, cuidado paliativo pediátrico, entre otros.
En la actualidad, con los avances de la ciencia, si el retinoblastoma es detectado a tiempo puede realizarse una preservación ocular y salvarse la vida del niño, es por esta razón que el diagnóstico precoz y la participación de los padres en la detección temprana son de vital importancia. Al detectarse a tiempo es más probable que el tratamiento sea eficaz, menos intensivo, llevando a aliviar el sufrimiento y logrando salvar la visión, el ojo y la vida del menor. El doctor Narváez enfatiza la importancia de tener en cuenta tres aspectos para el diagnóstico temprano y buen pronóstico: conocimiento por parte de la familia acerca de los síntomas y cómo detectarlos; el acceso a profesionales de la salud para la evaluación clínica y determinar el grado de la enfermedad, y por último el inicio rápido del tratamiento adecuado.
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Se pueden evitar cirugías, radioterapia, quimioterapia entre otros muchos tratamientos, tan solo con poner atención a los pequeños detalles que le pueden salvar la vida a muchos niños. La Asociación Colombiana de Hematología y Oncología Pediátrica, ACHOP enfatiza en que se puede detectar y crear una alarma de manera sencilla, práctica y a tiempo, desde su casa aumentando la supervivencia del menor y mejorando su calidad de vida.
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