Pasan los años y te abruma el trabajo, los compromisos, las emergencias, la familia, las metas sin completar, los compromisos que se amontonan y al final te paras y observas: Te estás quedando sin tiempo útil para ti, y ya no tienes tiempo para tus amigos.
La nostalgia te invade, decides revisar tus redes sociales 10 minutos y recorrer esos instantes que compartiste con tus amigos y compartiste para que quedara plasmado en el tiempo y, ahora te causa un revoltijo de sentimientos, ríes con los comentarios, lloras al recordar quiénes se fueron, te quedas con las promesas que se hicieron y recuerdas a quienes se quedaron contigo cuando los tiempos fueron difíciles para ti, y cuando socorriste al que estuvo en problemas y te quedaste para que no estuviera solo…
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Decides que es hora de volver a saludar a aquellos seres que ahora extrañas tanto, revisas tu agenda: Lleno de trabajo, lleno de reuniones, lleno de cosas por hacer… A reprogramarnos, lápiz y papel, y a borrar, reordenar y clasificar mediante prioridades, y abrir espacios útiles para poder reparar ese espacio que ahora vas a dedicar a esos amigos que no ves desde hace semanas, meses, quizás años.
¿Y si el amigo ya no está cerca? Magnífico, tienes una razón completa, legítima y real para planificar una gran escapada… Viajar no es difícil, es hacerlo bien, hay que pensar en los aspectos relacionados a un viaje, y no son pocos: Alojamiento, alimentación, entretenimiento (no te vas a aburrir visitando a tu amigo, ¿O si?), transporte, fondo de emergencias, y un seguro de viajes (amigo, comprar un seguro de viajes es una inversión, no un gasto)…
Bien, tienes el estimado de cuánto puedes llegar a necesitar para reencontrarnos con ese ser querido, ahora a fijar una fecha real, una fecha en la que sepas que ni tú, ni tu amigo, ni el entorno se encuentran demasiado ocupados para disminuir los planes que desees llevar a cabo…
Tienes que tener en cuenta que la primera víctima de un plan, es el plan, pero no te desanimes, ¡Puede salir mejor de lo que esperabas!.
En fin, y con el corazón en la mano, estás listo, vas a ver a tu amigo (o vas a ser visitado, quién sabe), disfruta el momento, y enfócate en estar a gusto contigo y con el momento, nunca sabes cuándo será la última vez que estén juntos, ni siquiera si volverán a verse, y es una lección que la vida a diario nos demuestra…
Los amigos viven en nosotros, hagámoslos nuestra prioridad, sin dejar de atendernos, pero sin abandonarlos, siempre pueden ayudarnos, están para auxiliarnos, y que corramos en su auxilio cuando estén en dificultades…
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Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: Guía Infantil
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