Hemos visto a lo largo de nuestro crecimiento personal, que muchas personas pueden aparecer y desaparecer sin previo aviso, puedes conocer nuevas personas, algunos son amigos, otros solo un desconocido, otros simplemente se vuelven un problema, a decir verdad, la vida tiene para todos los gustos y sabores un catálogo completo de ingredientes.
Tenemos planes, tenemos sueños, trazamos metas, las modificamos, posponemos proyectos, adelantamos tareas, hacemos que la vida se vaya ajustando frente a un propósito que satisfaga, o que creemos que puede satisfacer nuestros deseos más grandes. Pero es imposible que una persona pueda conseguir cumplir sus metas, pero a veces, toca hacer el trabajo solo.
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Todos hemos llegado a escuchar del lobo solitario, aquel que se pasea en el bosque, cazando y haciendo todo lo que le sea posible hacer para sobrevivir, solo, alejado de la manada, alejado de aquellos que pudieron haber sido sus camaradas pero debió irse, salir de la manada y llevar una peligrosa vida en solitario.
Pero algo es cierto, el lobo solitario triunfa en su dolor, en su soledad, le toca hacer su vida, sin jefes ni subordinados, pues se ha tenido que convertir en su propio guerrero, su propio comandante, su servidor, su rastreador; observa de lejos, mantiene la distancia, observa desde lejos, teme involucrarse mucho con los suyos pues ha sido traicionado, y con esa decepción es suficiente,
Las personas tenemos la interesante tendencia, y vaya que es bastante pronunciada esa tendencia, de tropezar siempre con la misma piedra, y que cuando nos quitan la piedra del camino, buscamos una que se parezca bastante, para seguir dándonos tropiezos con ella hasta la muerte… Algunos aprenden, algunos, lamentablemente no.
En el crecimiento personal, en la vida, y en los negocios, hay un momento en el que tenemos que convertirnos específicamente en ese animal que mencioné anteriormente, perseguir, cazar y consumir su presa, pues estimado lector, nuestros objetivos son esas presas que hay que cazar, nuestras metas, ese lobo que hay que hacer sobrevivir para pasar el frío invierno, a veces no tenemos más alternativa que hacer las diligencias uno mismo, aunque se fracase, aunque uno se desanime, aunque se pierda la motivación y el entusiasmo que nos hizo tomar ese rumbo, si se tienen las metas claras se sabrá que los objetivos son realizables, sostenibles, y en el tiempo se podrá observar no a un lobo débil y miedoso de avanzar, sino uno fuerte y tenaz, con la convicción inquebrantable de poder lograr las cosas con las que se va a enfrentar.
Esto no solo aplica al crecimiento personal, implica también al cuidado de uno mismo, de la salud física, de la mente, del entorno, cuidarse también es una responsabilidad enorme, simple, sencilla, pero a la vez enorme, que conlleva consecuencias tanto a corto como a largo plazo…
Así pues mis lobos lectores, podrán entender que para formar manada, deben tener la certeza de que una vez si se llega a tener que salir de la manada, quedarán solos con su experiencia…
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Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: Univisión
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