Un hecho indignante se descubrió hace unos días en Soledad, Atlántico, en donde una docente del colegio se percató de que un niño de tan solo 4 años estaba siendo víctima de maltrato y abuso por parte de su propia madre y la pareja de esta.
Algo que definitivamente es indignante a los ojos de quienes de verdad un día empezamos a ejercer este apostolado llamado maternidad, por lo que, no podemos como seres humanos y mucho menos como sociedad seguir haciéndonos la vista gorda con estos casos de abuso y maltrato para con nuestros pequeños.
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Es necesario que la justicia sea imperativa, efectiva y por sobre todas las cosas dar una respuesta afectiva para nuestros niños.
¿Hasta cuándo son víctimas de maltrato? ¿hasta cuándo son incluso víctimas mortales de venganzas por parte de otras personas para con los adultos? señores los niños no piden venir al mundo, nosotros por propia decisión los traemos, entonces ¿por qué? no los cuidamos como el tesoro que verdaderamente son, ¿por qué permitimos que se sigan cometiendo atrocidades contra nuestros pequeños? estamos dejando que el futuro de nuestro país y de estas generaciones venideras sean presas afectivas de los malos tratos cometidos en su contra. Luego nos preguntamos por qué hay tanta desviación emocional en nuestra sociedad y cómo no habría de ocurrir esto, si dañamos a nuestros niños desde temprana edad, si dejamos que otros decidan qué hacer con sus vidas y abusen de ellos sin que se pueda ejercer la justicia de manera pertinente.
¡Basta! no más, con los niños no, estas personas maltrataban tanto al pequeño que perdió dos dedos, a cuenta de las laceraciones, del descuido y la falta de atención médica oportuna. Cuando llegó al hospital obviamente el cuerpo médico se dio cuenta de las terribles condiciones físicas del menor de edad.
Ojalá en este caso haya un pronunciamiento por parte de las autoridades y que el ICBF que es el organismo a cargo de quién quedó el pequeño, pueda por ahora restablecer sus derechos y que reciba la ayuda psicológica necesaria para recuperarse.
Nosotros como ciudadanos no podemos más que indignarnos y alzar la voz en procura de respuestas, contra este tipo de conductas y pedirles también a las personas que deciden traer hijos al mundo, que sí en algún momento tienen que abstenerse de ejercer el rol de padres por no estar capacitados ni física ni emocionalmente para hacerlo, acudan a las instancias pertinentes en procura de una adopción consciente, antes que llegar al extremo de atentar en contra de sus vidas. Qué tristeza que sean nuestros niños los que paguen el duro precio de la incapacidad de otros para poder sacarlos adelante. Como madre lloro la desgracia de este pequeño y como madre, exijo a las autoridades que se haga justicia y que estas personas paguen tras las rejas la terrible afrenta que hicieron en contra de esta criatura y que ojalá un castigo oportuno y contundente se convierta en ejemplo para quienes, en algún momento de la vida, siquiera piensen en volver a tocar a un niño violentando sus derechos. Con los niños no, ¡basta ya! Dios bendiga la infancia colombiana y del mundo.
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Por: Erika Baute
Instagram: @erikabauteak
Imagen: Ilustración Elena Ospina
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