Eres el piloto comercial y es tu turno de volar, se te ha asignado un avión y es hora de hacer los preparativos para estar listo y salir a la hora asignada…
Revisas el pronóstico del tiempo, alertas de temporales, planificas la ruta de vuelo y tramitas los permisos correspondientes, revisas la carga de pasajeros y de sus maletas, preparas la orden de combustible a repostar, te diriges al avión, y revisas que todos los componentes estén en buen estado, chequeas el tren de aterrizaje, las alas, estabilizadores, que todo funcione correctamente, y te dispones a abordar… Ojalá la vida real fuese tan meticulosa como es volar un avión…
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Bueno, un poco a veces, nos levantamos todos los días a revisar las noticias económicas, salir a tiempo para que el tránsito no nos condene, y un largo etcétera que unos si y otros no tanto, aplicamos a nuestro día a día… Pero, ¿Y los proyectos a largo plazo? ¿Y nuestros sueños más anhelados?
Eso, si debería estar bien planificado, puesto que trabajar según como venga la corriente, puede meterte en un mounstruoso escenario, difícil de salir.
Abordas el avión, y comienzas a ponerlo en marcha, contactas a la torre de control y le informas que estás preparando la salida, solicitas remolque y el taxeo correspondiente para ir a la pista de despegue… Llegas, haces los últimos cálculos con la tripulación, y confirmas que todo está en orden, recibes un mensaje de la torre: Avión, despegue autorizado… Un último suspiro, respondes «Despegue autorizado, avión, gracias»…
Te pones en marcha, turbinas al máximo, el avión coge velocidad, «Mach 1», ya no hay marcha atrás; «Rotación», estás a punto de dejar tierra, levantas la nariz y empujas: Estás en el aire, el vuelo acaba de comenzar…
Qué curioso cuando relatas el despegue de un avión, puedes sentirte dentro de la cabina del piloto, sintiendo todos esos momentos pasar como si fueran tuyos… ¿Fueron tan intensos cuando planificaste esos proyectos que estás llevando a cabo? Soñando despierto completar cada una de esas metas, hacia adelante consiguiendo uno por uno terminar esas tareas que harían que ese proyecto terminara de levantar vuelo…
Pero, ¿Y ahora?, ¿Qué hacemos?, estamos volando nuestro proyecto, ya se levantó, ya vuela solo…
Supongo que la respuesta, es sencilla de escribir más que de ejecutar: Hay que pilotar y llevar a destino, a salvo y con satisfacción, ese proyecto, porque todo avión corre riesgos cuando no está en tierra, hasta llegar al siguiente aeropuerto, es tu responsabilidad, y de tu equipo de trabajo, mantener ese vuelo seguro, y flotando…
No es sencillo, pero la experiencia, tanto la propia como la de socios y amigos a quienes puedas consultar, pueden ayudarte siempre a sortear las turbulencias que se puedan presentar…
¡Ánimo! ¡Acabas de empezar!
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Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: Tourinews
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