Según alarmantes cifras del Sistema de Información Misional del ICBF, entre 2018 y 2023, 36 niñas, niños y adolescentes extranjeros en su mayoría venezolanos, perdieron la vida mientras se encontraban en un proceso de restablecimiento de derechos en este país.
Una realidad que enluta cientos de hogares de ciudadanos del mundo, en su mayoría venezolanos quienes hoy en día lloran la triste partida de los pequeños de la casa sin que hasta ahora se hayan establecido causales de estas muertes. En números del Instituto de Bienestar Familiar de Colombia, en este país han ocurrido 36 muertes de menores de edad extranjeros, 27 de los cuales estaban en hogares sustitutos o internados en centros del ICBF, de estos niños 22 eran menores de 5 años.
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El informe del Sistema de Información Misional (SIM) del ICBF también especifica que estos decesos ocurrieron mayormente en los departamentos de Norte de Santander y Magdalena.
A pesar de que las identidades de los infantes fueron salvaguardadas por el ente, al ser amparados en la reserva de información que protege a los menores de edad en Colombia, es importante que se establezcan las causas de estas muertes y también las responsabilidades a que haya lugar, pues no se trata de un simple asunto de Derechos Humanos, son personitas cuya existencia merece respeto, pues obviamente ellos no escogieron ser migrantes y enfrentar la dureza del desarraigo que su condición representa.
Para nadie es un secreto que los niños migrantes no solo enfrentan la soledad emocional que trae consigo el haber sido arrancados de sus territorios, sino también deben hacer cara a la xenofobia, que muchas veces los orilla a caer en profunda depresión y eso es de esperarse, pues si a los adultos aun nos cuesta enfrentar las consecuencias de haber dejado atrás nuestros países de origen, aun, más desalentador es para un niño que no alcanza a dimensionar las razones que mueven a sus padres a dejar atrás su cultura, familia y estilo de vida por la posibilidad de edificar un futuro mejor para sí mismos y principalmente para sus hijos. Por eso es absolutamente necesario que estas madres, padres y hermanos tengan respuestas por parte del Estado colombiano, pues los niños del mundo no pueden ser tratados como ciudadanos de tercera por su condición de migrantes, al contrario, cada uno de ellos era de seguro, el sueño de un mañana feliz para sus familias y una oportunidad de progreso de las naciones en las que habrían podido crecer y desarrollarse, en este caso Colombia. Dios bendiga a las familias migrantes del mundo en especial a nuestros niños que no escogen su destino, pero merecen el abrigo de cualquier país sin importar su nacionalidad.
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Por: Erika Baute
Instagram: @erikabauteak
Imagen: Europa Press
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