«Un tatuaje y el cabello pintado de colores dice mucho de tu profesionalismo», esa es una frase que he escuchado desde el colegio y que me ha impactado y perseguido durante toda mi vida, y, aunque no parezca, hasta hace poco me hizo sentir mal.
En los últimos días, decidí hacer realidad uno de los deseos más importantes que tenía con respeto a mi cabello, ese era tinturarlo de mi color favorito: morado; después de años y años de intentos, dudas e indecisiones lo logré, pero en el momento en que me ví al espejo y sonreí de sorpresa, el primer pensamiento intrusivo que tuve fue «carajo, no pensé qué dirían en mi empresa» haciendo que las siguientes horas fueran de tortura al pensar que tal vez habría incumplido algún reglamento o que se enojarían por mi decisión.
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No obstante, el resultado fue distinto, todos me apoyaron y dijeron que se veía increíble, eso me hizo sentir bien, pero llegó lo que más temía, una reunión con un cliente, y de nuevo la idea de «tu apariencia define tu profesionalismo» me atacó, pero nuevamente todo salió mejor de lo esperado, y en el momento en que expuse mis ideas, el reflejo de mi preparación académica quedó demostrado al 100%
Entonces, al salir, pensé «nadie me ha juzgado tanto ni dudado de mis habilidades como yo lo he hecho» y al darme en cuenta de eso, reconocí la cantidad de prejuicios impartidos por la sociedad frente a temas como los tatuajes, el color de cabello, las uñas, la ropa, entre otros elementos estéticos que conforman y confirman nuestra identidad, e incluso, a veces no tienen que ser elementos que surjan por decisión propia, basta con pensar en el típico estereotipo «quienes tienen cabello rubio son bobos» o «los pelirrojos son raros».
La realidad es que la identidad de cada uno debe verse reflejada en nuestra apariencia, porque eso nos hace sentir mejor y demuestra nuestro amor propio, pero debemos dejar el miedo atrás para lograrlo.
Claramente hay quienes creen que tatuarse o tinturar el cabello es muestra de inmadurez, traumas o problemas psicológicos sin resolver, pero la realidad es que esas opiniones son cada vez menos y solo viven en nuestra mente, causándonos dolor e incertidumbre.
Hay grandes abogados, médicos, periodistas, entre otros profesionales, llenos de tatuajes, tintes de cabello o perforaciones, que día a día se atreven a ser valientes y desafiar la «normalidad» de la sociedad en que vivimos.
Hoy, la verdad solo quiero decirle a todos los que lean, que se atrevan a hacer eso que siempre han querido, que se tatúen, se pinten las uñas del color que quieran y se vistan de la manera que más les guste, pues cualquier miedo que tengan frente a esto, solo vive en su cabeza y la realidad será menos dura de lo que imaginan.
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Por: Paula Andrea Porto Tavera
Instagram: @paulaportocine
Imagen: Freepik
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