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Aprendiendo a callar

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Aprendiendo a callar
Imagen de: Redbubble

A veces, la mejor manera de decir algo a otra persona es no haciéndolo, los hechos suelen ser más poderosos que las palabras, más cuando las palabras son meros intentos vacíos de obtener un poder falso.

Ésta semana por no pasar, el presidente decidió darnos una lección de cómo no se deben hacer entender las ideas personales, es el ejemplo más viene actualmente porque la ha embarrado profesionalmente frente a toda la región, sin querer.

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Cuando uno se expone frente al público, sea una exposición, una conferencia, una reunión privada ante terceros, o la elaboración de un documento que puede ser atendida por terceros, uno tiene que entender que los detalles deben ser atendidos a la mayor prioridad disponible, una palabra de más, una palabra mal dicha o una frase fuera de contexto puede enterrar todo un proyecto en segundos, irremediablemente.

El profesionalismo no es una opción, saber cómo hablar en público no es una opción, comunicación asertiva, lenguaje corporal, coherencia de ideas, inteligencia emocional, conciencia situacional y madurez, son elementos vitales que preceden un buen expositor ante el público.

Madurar exige separar lo teórico, lo absurdo y lo fantasioso de lo real y palpable, ser un hombre maduro implica que se han superado etapas suficientes para entender el concepto real de la vida y su complejidad. El modernismo de hoy en día rechaza ese concepto porque aleja las insostenibles fantasías de los hechos reales y probables, debilitando el discurso de aquellos que viven en un mundo totalmente ajeno al real.

Honestamente es insoportable observar cómo un compendio de generaciones vive combatiendo una realidad palpable con discursos ficticios insostenibles basadosen teorías diseñadas por aquellos que jamás han sufrido, jamás han necesitado y jamás han logrado algún objetivo real en sus vidas.

Las verdades incómodas son políticamente costosas, pero socialmente amigables, en el tiempo, mientras observamos constantemente cómo la hipocresía de algunos líderes políticos le cuesta millones y millones de dólares a todas las clases sociales del mundo.

Señor presidente, dígale no a las drogas, y al whisky.

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Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: Redbubble
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