En los últimos meses, la inflación ha presentado un incremento notable. Desde febrero de 2015 ha estado por encima del límite superior del rango establecido entre 2 y 4 por ciento por el Banco de la República.
Como se sabe, la inflación es el aumento continuo y sostenido del nivel general de precios, siendo uno de los objetivos de política económica en cualquier país. De allí, que la autoridad monetaria siempre va a utilizar los instrumentos necesarios para alcanzar la meta determinada en las proyecciones macroeconómicas.
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El banco central de cada país fija la meta de inflación, teniendo en cuenta el tamaño y la dimensión de su economía. Es esencial alcanzar esta meta porque está de por medio la credibilidad de la autoridad monetaria, lo que es valioso para generar confianza y seguridad en los agentes económicos en que los objetivos se van a conseguir y que se van a utilizar las políticas necesarias.
No es ninguna novedad que la inflación trae consigo una serie de efectos adversos, por lo que es trascendental controlarla y mantenerla dentro de la meta establecida, por varias razones: en primer lugar, porque afecta la capacidad de compra que tiene el ingreso de los trabajadores. Este ingreso que está constituido, por lo general, por el salario que estos devengan, de tal suerte que si la inflación aumenta más que el incremento salarial, los trabajadores dispondrán cada vez de menos recursos para cubrir sus gastos. En otras palabras, la inflación actúa como un impuesto, ya que afecta negativamente a los trabajadores.
En segundo lugar, porque incide en la redistribución del ingreso, golpeando a los más pobres, debido a que los productores trasladan el incremento de precios al consumidor final. Por lo anterior, el incremento general de precios contribuye a aumentar la desigualdad y la pobreza.
En tercer lugar, porque tiene un impacto negativo en la competitividad, en la medida en que, si la inflación se desborda, los bienes nacionales van a tener menores posibilidades de ser transados en los mercados internacionales. El resultado es que los agentes económicos preferirán productos procedentes de países con precios más bajos. Los argumentos atrás expuestos fundamentan una tasa de inflación baja y estable.
Por: Ing. Michael Dueñas
Instagram: @michaelenginner888
Imagen: Fxmag