La disminución de estrógenos durante la menopausia aumenta la probabilidad de desarrollar insuficiencia venosa crónica. Expertos advierten sobre la necesidad de atención médica oportuna y hábitos saludables.
La menopausia es una fase natural en la vida de las mujeres, pero sus implicaciones van más allá de los síntomas comunes como los sofocos o la osteoporosis. Uno de los riesgos menos conocidos, pero importantes, es el aumento de casos de insuficiencia venosa crónica y várices, una condición que puede afectar la calidad de vida si no se trata adecuadamente.
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Durante la menopausia, los niveles de estrógenos disminuyen significativamente. Esta hormona tiene un efecto protector sobre las paredes venosas, por lo que su caída impacta negativamente la elasticidad de los vasos sanguíneos y el funcionamiento de las válvulas que ayudan al retorno de la sangre al corazón. Como resultado, se facilita la acumulación de sangre en las piernas, lo que genera síntomas visibles como las várices y otros más sutiles como pesadez, calambres e hinchazón.
El doctor Alberto Muñoz Hoyos, director científico de la Clínica Vascular de Bogotá, señala que “las mujeres en menopausia y posmenopausia están más predispuestas a las várices, particularmente las que tienen un componente genético, es decir, personas que tienen antecedentes familiares o predisposición a las várices, es en quienes se manifiestan más en este período”.
Sin embargo, no todas las mujeres en esta etapa desarrollan problemas venosos. En algunos casos, los síntomas aparecen desde la adolescencia, especialmente con el inicio de los ciclos menstruales, cuando también se producen cambios hormonales. Además, el uso de anticonceptivos orales puede influir en la salud venosa si hay una predisposición genética.
¿Terapia hormonal sí o no?
Una de las recomendaciones médicas para tratar los síntomas de la menopausia es la terapia de suplencia hormonal. Aunque esta puede ser efectiva para mejorar la calidad de vida, también conlleva riesgos que deben ser evaluados individualmente.
“Varios estudios advierten que, en algunas personas con predisposición, puede favorecer el cáncer de seno, la embolia pulmonar y la trombosis venosa”, advierten los especialistas. Por eso, cualquier tratamiento debe ser orientado por un equipo médico especializado.
Opciones para tratar la insuficiencia venosa
El abordaje de las várices y la insuficiencia venosa crónica es integral y debe adaptarse a cada paciente. Las opciones terapéuticas incluyen desde tratamientos conservadores hasta intervenciones quirúrgicas en casos avanzados.
Entre las opciones más comunes se encuentran:
- Medidas farmacológicas, que alivian síntomas y mejoran el tono venoso.
- Terapias compresivas, mediante el uso de medias especiales que ayudan al retorno venoso.
- Procedimientos médicos, como la escleroterapia o microcirugías.
- Cirugías vasculares, recomendadas cuando hay compromiso grave o complicaciones como úlceras o inflamación persistente.
Todos los tratamientos deben ser realizados por cirujanos vasculares certificados, ya que un manejo inadecuado puede empeorar la condición o generar complicaciones.
10 consejos para prevenir y cuidar las várices
La prevención es fundamental en mujeres con antecedentes familiares o síntomas iniciales. Estas recomendaciones pueden marcar la diferencia:
- Mueva las piernas con frecuencia si pasa mucho tiempo de pie o sentada.
- Evite fuentes de calor directo como saunas, cera caliente o baños prolongados.
- Practique deportes adecuados como caminar, nadar, bailar o hacer gimnasia suave.
- Aplique duchas frías en las piernas para mejorar la circulación.
- Evite el estreñimiento y el sobrepeso, que aumentan la presión abdominal.
- Use ropa cómoda, especialmente en la cintura y piernas.
- Prefiera tacones moderados entre 3 y 4 centímetros.
- Levante los pies de la cama colocando un objeto bajo el colchón.
- Realice masajes circulatorios, del pie al muslo.
- Acuda a controles médicos periódicos, especialmente ante síntomas recurrentes.
Un tema más allá de lo estético
La insuficiencia venosa crónica no debe tratarse solo como un problema cosmético. Puede evolucionar hacia complicaciones como flebitis, trombosis o úlceras venosas. Por eso, el diagnóstico temprano y los cuidados adecuados son clave para evitar progresión de la enfermedad.
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“La salud vascular se puede preservar con hábitos saludables y atención médica especializada”, concluyen desde la Clínica Vascular. Las mujeres en etapa de menopausia deben estar informadas y acompañadas para actuar a tiempo ante cualquier señal de alerta.
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