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Mecanismo del cerebro que nos vuelve adictos a una relación tóxica

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relación tóxica

Lo que en ocasiones percibimos como una gran química puede ser una relación tóxica, es algo tan sutil y común que pude pasar desapercibido.

Estas últimas semanas se generó mucho ruido con el juicio de Amber Heard y Johnny Deep en donde se habló de abuso y maltrato. Pero no hace falta llegar a esos extremos para estar en una relación tóxica y sufrir con sus efectos perniciosos.

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Pongamos un ejemplo que seguro se le hará familiar. Conoces a alguien y la persona está súper implicada, chatean a muerte, comparten mil cosas, te propone planes geniales, te dice que eres increíble; Pero se desaparece por un tiempo, te deja en visto, esos planes que se proponen se concretan muy rara vez o no pasa contigo el tiempo de calidad que te gustaría. Pero luego vuelve y el ciclo se repite.

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«Sabemos que el momento agradable va a volver y quedamos enganchados esperando a que vuelva, porque tenemos la certeza de que al final siempre vuelve. Esos momentos de subidón son tan agradables que nos olvidamos de los bajones», explica la psicóloga Marta Novoa, especializada en relaciones de pareja.

Una droga en el cerebro

Con la recompensa y el placer, se liberan dopamina y serotonina. Cuando hay consistencia en el estímulo, cuando el placer es predecible, el cerebro se acostumbra y, cada vez, libera menos de estas sustancias.

«Hay imprevisibilidad sobre cuando y cómo volverá el subidón (de hormonas) al cerebro. Es algo preciado y se persigue como sea”, apunta la bióloga y terapeuta psicocorporal Lorena Cuendias.

Ante la privación, las neuronas «necesitarán cada vez más dosis con estímulos más fuertes de eso que produce el enganche». Además, la oxitocina, hormona del vínculo y del amor, se inhibe y hay un desequilibrio entre ésta y la dopamina.

Aquí es cuando llega la «obsesión«.

«La droga te da ese subidón en el momento y después está el bajón, incluso el síndrome de abstinencia. En las relaciones pasa exactamente lo mismo. Los circuitos que se activan en el cerebro son prácticamente los mismos», dice Novoa

Con información de: BBC
Por: Andrés Felipe Restrepo López
Instagram: @Pipeknox
Imagen: Behance

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