La actualización y formalización de la industria, así como la creación de plantas de reciclaje formales proporcionan una oportunidad de trabajo seguro y decente para miles de trabajadores alrededor del mundo. Además, existe un gran valor económico en los desechos electrónicos, en particular de materiales como oro, plata, cobre, platino, paladio, entre otros.
De acuerdo con la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU), hay 100 veces más oro en una tonelada de teléfonos inteligentes que en una tonelada de mineral de oro. Esto quiere decir que los depósitos más ricos de la tierra se encuentran actualmente en vertederos o en los hogares de las personas.
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Según recientes estimaciones, los desechos electrónicos están valorados en 62.500 millones de dólares anuales, más que el PIB de algunos países. Es también tres veces el valor de la producción de todas las minas de plata del mundo.
Actualmente las compañías de teléfonos inteligentes están creando mercados para reciclar y darles “una segunda vida” a sus productos, pero aún existe un margen muy importante para mejorar. Sólo en 2016, se descartaron 435.000 toneladas de teléfonos inteligentes, a pesar de contener miles de millones de dólares de valor en materiales.
Para sacarle provecho a este tesoro, el mundo debe avanzar hacia una economía circular de electrónicos. “Tenemos que analizar todo el ciclo de producción de cada producto electrónico. Comienza desde la etapa de diseño, de ingeniería y, por supuesto, se adentra en toda la economía circular. El uso, reciclaje, restauración, reventa y devolución de la tecnología debe considerarse de una manera mucho más sistemática que hasta ahora, para asegurarse de que se generan los residuos electrónicos que no causan el tipo de daño que hacen ahora al medio ambiente y la humanidad”, añade Seth.
Existe una creciente toma de conciencia de que el modelo lineal predominante de «extraer, fabricar, utilizar y desechar» genera desechos a lo largo del ciclo de vida de los productos eléctricos y electrónicos y que estos desechos se podrían y deberían reducir. Una economía circular es un sistema en el que todos los materiales y los componentes se mantienen en su valor más alto en todo momento, y los residuos no existen.
Puede ser fácilmente pensada como lo contrario de la economía lineal de hoy. “Si se diseñan productos que duren más tiempo, y si se recupera, reutiliza y recicla una mayor cantidad de desechos a lo largo del ciclo de vida de esos productos, habrá menos demanda de materiales vírgenes y se generarán menos residuos de la extracción de materias primas y de los procesos de embalaje y transporte de los productos”, afirma un informe de la OIT.
Según la Organización, si se aplica un enfoque de economía circular, los desechos eléctricos y electrónicos pueden considerarse un recurso que, adecuadamente gestionado, podría promover la obtención de medios de subsistencia, generar empleo, proporcionar acceso a la tecnología, facilitar la modernización tecnológica, propiciar la transferencia de conocimientos y competencias, y crear capital para fabricar productos básicos de segunda mano y recuperar materiales.
En una reunión celebrada en Ginebra , representantes de gobiernos y de organizaciones de trabajadores y de empleadores coincidieron en que desde el sector público se deben “aumentar e impulsar las inversiones en infraestructura y sistemas de gestión de desechos en todos los niveles, según proceda, a fin de gestionar los flujos en rápido aumento de desechos electrónicos, de modo que se promueva el trabajo decente.”
Por: Ing. Michael Dueñas
Instagram: @michaelenginner888
Imagen: Iberdrola