Cancelar a Pepe Le Pew ha sido la noticia de la última semana. El zorrillo de Looney Tunes que perseguía a una linda gatita con intensiones amorosas es el blanco de la cultura de la cancelación hoy en día.
Cuando tenía aproximadamente 5 años recuerdo que llegó la televisión por cable a mi casa y con él diferentes canales de programación infantil, entre ellos uno que transmitía esas caricaturas. Entendía que estaba mal, ella no quería y él la perseguía, pero entendí también que era porque era un zorrillo y ella una gata, animales completamente diferentes.
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Muchos dirán que simplemente puede ser una alusión a diferentes actitudes humanas, como las de un hombre mayor y una mujer joven, o algo así, sin embargo qué nivel de doble sentido tenemos actualmente que ponemos en una caricatura los reflejos de nuestros miedos.
Yo sé que ser perseguida y «piropeada» por algún desconocido es horrible, y lo sé por experiencias propias, no obstante considero que cancelar a una caricatura no mejorará el problema, ¿saben por qué? Porque el problema no es el contenido, el problema es la cultura.
Existe un tema de la comunicación llamado las Industrias Culturales, el cual se enfoca en explicar como los contenidos culturales (películas, series, juguetes, etc) afectan la manera en que se percibe la sociedad y modifica el comportamiento, pero en un punto de esta teoría se llega a la conclusión que estas ideas no son fomentadas por los contenidos sino también por la mismas personas que deciden representar conductas que ven en los medios.
A qué voy con esto: sí, la actitud de Pepe Le Pew no es buena, es cierto que acosa a la gata y la hace sentir realmente incómoda, pero que esta actitud sea representada por niños, jóvenes o adultos no solo es culpa de la caricatura sino de la falta de explicación frente al caso.
Muchos que ven y vieron la caricatura probablemente la vieron sin la compañía de un adulto, y estos mismos evitaron corregir al niño desde pequeño cuando mostraba tendencias similares a las caricaturas porque al fin y al cabo «es solo un niño». Ahora el problema es que sí, los padres que vieron la misma caricatura de pequeños saben que está mal que sus hijos la vean porque entienden el problema detrás de estos comportamientos, pero obligar a cancelar una caricatura no cambiará las cosas.
Cancelar a Pepe Le Pew solo fomenta la crianza de cristal donde los niños no son conscientes de la realidad social, sino que viven en una burbuja en la que el mundo es «perfecto», más bien en vez de cancelar a Pepe Le Pew deberíamos usarlo como ejemplo para criar niños y jóvenes capaces de reconocer el acoso.
Además, si vamos a cancelar caricaturas de acoso hay muchos personajes femeninos que también deberían entrar en la lista, pues el acoso no debe ser permitido ni fomentado contra ningún sexo.
Cancelar y pretender que nunca ninguna situación incómoda se presente en pantalla no es la solución para el acoso que vive la gente en su día a dia. En vez de enfocarnos en caricaturas, enfoquemonos en erradicar esa cultura desde casa, porque realmente es ahí donde empieza.
Por: Paula Andrea Porto Tavera
Instagram: @paulaportocine
Imagen: IMDb
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