Todos recordamos el capítulo del El Rey León, cuando Simba enfrenta a su tío por recuperar su lugar en la Roca del Rey, también recordará el lector cuando en una revelación de verdades, el verdadero heredero al trono queda en evidencia y el traidor queda expuesto frente a todos desatando un feroz combate en el cual, Simba y sus aliados resultan vencedores…
¿A qué voy con esta introducción?
La vida, en su extensión y variabilidad de conceptos, es bastante compleja, y las situaciones que vemos en películas con argumentos pareceos al de El Rey León, parecen solo eso, una película, cuando en realidad sabemos que sucede con una frecuencia realmente alta: La ambición de poder en muchos casos es más fuerte que la lealtad a quienes te rodean, no hay nada novedoso en una verdad que se repite una y otra vez. Lamentablemente es algo incontrolable, el que no tiene nada vive resentido de quien ha salido beneficiado en el transcurso de su vida, y desea aquello que no tiene en su poder, a cualquier costo.
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¿Qué sucede aquí?
Cuando el traidor como Scar, busca su objetivo, su ganancia es que no hayan cabos sueltos, y cuando fallan al atar cabos, pasa lo que ya sabemos que termina pasando: Su estratagema queda expuesta y la justicia llega en forma de venganza, de una manera que termina convirtiendo algo que si bien pudiera ser un golpe de mano, algo sencillo, una guerra abierta, cruel y desgastante: Conflictos legales, lesiones económicas, rencores personales, y una innecesaria degradación de los recursos en disputa además de construir una espiral negativa que si no se corta, termina retroalimentándose.
¿Y qué pasa entonces? ¿Qué pasa cuando el Rey vuelve a casa?
Lo que pasa, es que el Rey termina necesitando poner orden…
El orden es costoso, toma tiempo, esfuerzo, y consume recursos; el orden exige conocer cómo se encuentra la totalidad de los asuntos y actuar arduamente para corregirlos a tiempo. Cuando estás en el poder todos quieren estar cerca de ti, pues es la mejor manera de acercarse a lo que más desean, pero el nuevo rey no los aceptará, los mantendrá sólo lo suficientemente cerca para vigilarlos, pero lo suficientemente lejos, para que no lo puedan vigilar, el respeto se obtiene por mérito, y por miedo, el nuevo rey quien alguna vez fue príncipe, lo escuchó alguna vez, y no sólo lo aplicará, también buscará las herramientas necesarias para evitar que una situación así se repita, protegiéndose, y protegiendo a los suyos.
Honrar los compromisos es cuestión de ejecución, no de promesas; es cuestión de conocimiento, no de negación ciega ni de aceptación total, entender qué compromisos no se han honrado y cuáles si, es cuestión de tiempo y trabajo arduo, los compromisos honrados te dan reconocimiento, y más cuando concluyes lo que no pudiste honrar.
Es difícil ser quien lleva las riendas de una carrera, hasta el caballo puede tumbar al jinete cuando no se lleva bien con él.
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Por: Jean Carlos Guerra
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Imagen: Unsplash
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