Años estudiando, trabajando, cumpliendo metas asignadas a favor de alguien más, desarrollando esquemas y estrategias que si bien no son de tu profundo agrado, logras desarrollar la habilidad suficiente para ser un especialista en esa área de trabajo.
Durante un tiempo, te sientes satisfecho de ser capaz de solucionar todo lo que desafíe tus habilidades, eres el alma de tu departamento y tu habilidad es suficiente para enseñarle a los nuevos sin descuidar tus labores.
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Pero te sientes estancado, avanzaste durante un tiempo hasta consolidar una posición a la altura de tus habilidades, pero sientes que tus capacidades aún no están a tope, que puedes ser más, hacer más, y lograr más grandes y mejores cosas.
Y comienzas a balancear lo que haces, lo que eres bueno haciendo y lo que te gustaría hacer, aquello que desearías empezar a crear y cultivar, tanto para ti, como para tus hijos en un futuro y pueda servirles de cierto soporte para cuando les llegue el momento de despegar e independizarse.
Pero sabes que no es fácil, arrancar requiere de un gran esfuerzo, de planificación, de iniciativa, y sobretodo de paciencia.
La paciencia es una virtud, dicen por ahí, pero el profesional entiende que la paciencia es parte esencial de la vida de una persona si quiere llegar lejos tanto en su carrera como en su vida, y aquellos que mejor saben balancear sus cualidades frente a los desafíos salen con mejor temple.
Proyectar nuevos horizontes empieza como una actividad de tiempo libre, luego se afianza como un proyecto de dedicación hogareña, luego te das cuenta que todos los días vas dedicándole tiempo y al ver, estás trabajando en dos cosas al mismo tiempo: Tu trabajo de años y tu nuevo proyecto.
«No hay imposibles» – te dices – «sólo tiempo mal gestionado»…
Te vas dando cuenta que administrar tu galopante ritmo de vida requiere más tiempo del que tienes, así que tomas una decisión difícil: uno de los dos ha de madurar para que les puedas dedicar mejor tu energía, o delegas poco a poco tu antiguo trabajo, o tu nuevo sueño comienza a tener quien pueda atender los compromisos en tu ausencia.
Cualquiera que sea la decisión, sólo indica una cosa: Estás en movimiento, estás avanzando.
Felicidades, mi estimado lector, has superado tus propias barreras y has logrado expandir tus horizontes, has ganado y perdido batallas, pero has llegado a la meta, pero, conociendo el sentimiento de éxito y victoria, sabemos que en un momento futuro no muy lejano, volverás a proyectar un nuevo sueño, capaz de expandir tus horizontes, y demostrarte que todo es posible…
Que nada te detenga…
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Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: Dirección General ULL
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