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Cuando la hora de trabajar llega

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trabajar
Imagen de: Dreamstime

Llega diciembre, y con él las responsabilidades de fin de mes, más pendientes en el año que finaliza con un último esfuerzo de nosotros para cerrar con broche de oro un año marcado por más polémica de la necesaria…

Cómo no olvidar todas aquellas semanas que precedieron este año, con lo que significó la pandemia y todas sus restricciones y calamidades tanto a nivel local como a nivel global, o las innecesarias provocaciones políticas que derivaron en unas elecciones que al final estuvieron tranquilas, y de las cuales sólo queda desearle la mejor suerte a la Colombia que tanto queremos.

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Pero llega la hora de trabajar y nos preguntamos: ¿por qué trabajar?

Bueno mi estimado lector, la mejor manera que tiene la economía de crecer y satisfacer un mercado lleno de hambrientos deseos de ser satisfechos es mediante el trabajo, labor que se cumple en el campo, en la ciudad, en el local, en la frutería, en el abasto, en la industria, en la oficina, en el hogar… El trabajo es esencial para el desarrollo.

Por ejemplo, hagamos la cena: Tenemos la cocina, la cual es alimentada por una línea de gas directo la cual fue instalada por especialistas que estudiaron y trabajaron la conexión de una tubería que ya existe en la calle para conectarla al interior de la casa, la tubería de la calle requirió el trabajo de ingenieros, albañiles, analistas, constructores, urbanistas, reguladores, y alguien con el financiamiento en la mano que pudiera costear la obra en cuestión, pero vamos, apenas llevamos la cocina…

Tenemos al agricultor, que no trabaja solo, pero vamos a simplificarlo, tiene que arar la tierra con las herramientas que le vendió un suplidor, siembra las semillas para su cosecha las cuales le compró a un distribuidor, riega las plantas y vigila que estén abonadas para que crezcan sanas y con la fortaleza necesaria para que su cosecha sea igual de nutritiva, luego de meses de trabajo cosecha la tierra, y vende los frutos a algún revendedor para que las ponga en la ciudad o puede ir él mismo a una feria de venduteros a comercializar sus frutos.

Luego, tienes que ir, con el dinero a comprar todos los artículos necesarios para poder poner comida en tu mesa bien cocinada, bien sabrosa, deliciosa y nutritiva, te das cuenta por un momento de la cantidad de personas que han hecho falta no sólo para poner comida en tu mesa, sino para poder hacer eso posible, es más de una, y entre todos se ayudan, tal vez no directamente pero es parte del proceso; cuando uno trabaja, todos se benefician, cuando alguien se hace el vago, los demás fallan, porque no es lo mismo una sociedad de trabajo, que una sociedad de descanso, de vagancia, o de simplemente indiferencia.

Hoy en día se habla de la cultura de trabajar desde casa lo más posible, y la verdad es terrible pensar, cómo hace un petrolero para extraer petróleo sentado en la sala de su casa, o un agricultor cosechar higo si no sale de la cama, o los científicos consolidar el reactor de fusión nuclear si no salen de la sala de entretenimiento de la agencia…

El mundo nació para quienes tienen la voluntad de hacer algo con su vida, con su destino, con los recursos que tienen a la mano y pueden sentir dentro de sí, que pueden consolidar proyectos para sí y para los demás.

Qué alegría habría en el mundo si tan sólo nos sentáramos a observar cuánto valemos, seríamos imparables.

¿Qué esperas para tomar a alguien y decirle que su futuro puede ser grandioso nada más sentándose a planificar el éxito que es ser feliz con lo que haces?

Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: Dreamstime
*Las opiniones expresadas no representan la posición editorial de Zona Captiva. Es responsabilidad exclusivamente del autor.

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