No tengo el más mínimo interés en ser parte de tu galería de cuentos, no tengo interés en publicar mi vida con bombos y platillos, mi vida no es pública para que me andes persiguiendo en redes… ¡Déjame en paz!
Tú frustración y tu envidia te delatan, no seré parte de tu gran interés de fomentar el chisme, los embustes y las cizañas de la comunidad, no me interesa, no son tu problema, ¡Qué cosa tan asquerosa!, ¿No tienes nada mejor que hacer?. No sé, digo; ahora me meten preso por preguntar.
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Un día con un amigo platicaba, que nunca falta la chismosa del barrio, la que le conoce la vida a todo el mundo y al que no, un cuento le inventa para hacerse la interesante. Con envidia, frustración y resentimiento parece que funciona, pues no hay mejor combustible para un cuentista de mala calaña que eso…
¿Y cómo te sacudes la persecución de una persona de esas? Pues, la respuesta es sencilla, la ejecución no tanto… ¡Hay que confrontarle!, si es posible humillarla públicamente pues mejor, ¡Así se le quitan las ganas y el prestigio frente a todos!, nadie querrá dirigirle la palabra de nuevo, o por lo menos, no en un tiempo prudencial.
¡Pero es que da rabia!, y si, esas personas pueden ser muy molestas, dicen cosas que ni uno mismo sabe de sí mismo, cosas increíbles que uno puede llegar a creer que está escribiendo una novela, ¿Quizás si?, pero ya nadie lee libros, ahora todo es digital, y el chisme no es tan bueno para que lo publiquen.
Si no hay tiempo o voluntad de confrontarle, el camino más sencillo es citarla ante tribunales, un buen abogado sería de gran ayuda, pues ganar el caso es lo que más les sirve para su currículum. Los cargos por difamación, acoso, revelación de información confidencial, instigación al odio, divulgación de información errónea, y un largo etcétera, podrían ser suficientes para una querella bien pesada contra la difamante chismosa del barrio, quien deberá pagar una indemnización proporcional al largo de su venenosa, desalmada, embustera y nada deseable lengua viperina…
Ay no, debería ser un delito mayor ser una persona de esas características, esas que buscan el más mínimo resquicio de interés para hacer miserable tu vida a punta de mentiras sólo para ganar prestigio…
Es bien sabido que la crianza influye mucho en la personalidad de una persona, pero quien maneja el chisme, no tiene estrato social, ni género… sólo una conciencia apenas existente… ¡Vaya tragedia!
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Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: Independent en español
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