Después del primer paso, el miedo ya no existe, la vida se transforma y el camino inestable y aterrador se va aclarando y convirtiendo en un sendero de pétalos de rosas.
Sé que esto suena extraño y muchos pueden considerar que estoy loca por pensar así, sin embargo, es la verdad, pues cuando se da el primer paso, ya no hay vuelta atrás y simplemente queda la opción de avanzar hasta el final.
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Hace un par de días me enfrente a una situación que a simple vista era fácil, pero resultó ser un reto muy grande: cruzar un juego de aventura en las alturas. Subí tranquila, lista para todo, pero al primer reto, me asusté tanto que iba a rendirme y desistir, pero gracias a la capacidad de controlar mis pensamientos y el apoyo de un equipo increíble, fui capaz.
Entonces, en ese momento, a 5 metros sobre el suelo, me di cuenta que después del primer paso ya no había regreso y aunque tuviese miedo, si tenía a mi equipo apoyándome y recordándome mis habilidades, todo sería posible.
No obstante me dejó algo más, un aprendizaje increíble: «las cargas son mucho más sencillas de llevar si se hacen en equipo» y a uno se le olvida eso. Vivimos en un mundo en que se nos enseñó a estar en constante competencia, a ir solos, a desconfiar y a, incluso, tener miedo de abrir nuestra vida a otro ser por salir lastimados, pero eso no puede seguir así.
En este mundo debemos aprender que si queremos llegar lejos, es mejor en compañía, que así lograremos nuestros objetivos.
Superemos el miedo a confiar en otro, a estar en conjunto, a formar parte de un equipo. Así, todos seremos capaces de dar ese primer paso que nos hará avanzar, incluso con miedo, y que nos convertirá el camino oscuros en un espacio lleno de pétalos de rosas.
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Por: Paula Andrea Porto Tavera
Instagram: @paulaportocine
Imagen: Freepik
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