En Colombia los medios de comunicación independientes tienen por delante una ardua batalla. Por una lado deben ser estrategas para poder sostener económicamente los medios, tratando de incentivar a la sociedad para que sea esta la que apoye y financie el trabajo. A su vez, la mayoría de estos medios de comunicación, gracias a su trabajo crítico, enfrentan ataques y seguimientos por parte del Gobierno que busca satanizarlos. Recordemos los allanamientos realizados a las instalaciones de la revista Cartel Urbano previo a las manifestaciones del 21N. O, la lista que el Ejército Nacional elaboró en twitter a inicios de año, donde registraron las cuentas de políticos y medios de comunicación de “oposición”.
Le puede interesar: La vida con miedo
A pesar de los ataques y hostigamientos, estos medios alternativos de comunicación, gracias a su sentido cívico, llevan en el alto el título del cuarto poder. Sin embargo, esto no refleja la totalidad de los medios. Por el contrario, gran cantidad de medios siguen arropados y sesgados por la sombra del poder.
En el contexto actual del país, donde múltiples actos de violencia por parte de agentes policiales y militares derivaron en la muerte de varios ciudadanos, es normal que la sociedad salta a las calles exigiendo un cambio, o respuestas, o al menos, algo de arrepentimiento. Nada de esto ha conseguido. El factor cívico del periodismo en este momento debería estar más latente que nunca, no obstante, medios de comunicación siguen generando información que aviva la problemática.
No es posible que algunos medios, sin la investigación pertinente, generen artículos que promuevan conflicto y odio hacia la expresión ciudadana. El 21 de septiembre, en la página web de Blu Radio, circuló un artículo que evidencia algunos audios, supuestamente realizados por manifestantes, donde planeaban dar chocolate infectado de Covid a los policías. Es de recordar que días ante la Policía asesino a tiros a jóvenes manifestantes. ¿Usted se sentaría a beber chocolate tranquilamente sabiendo que enfrente está su verdugo? Además, no solo hay uno, actúan en gavilla, y siguen armados.
También considero poco prudente y muy irrespetuoso con la sociedad, afirmar que cada protesta que se gesta está infiltrada por guerrilleros. Darle voz a los entes públicos que arremeten contra el público y, gastar esfuerzos en identificar encapuchados que atentaron contra los casi, es la prioridad. Generar “noticias” que estigmatizan los movimientos y acciones sociales es la nueva agenda de aquel cuarto poder que se ha vendido.
Con esto debería bastar para que nuestra sociedad se geste un quinto poder que logre oponer una fuerza cívica, ciudadana y democrática a los –ya establecidos- entes dominantes. Tal como lo propone Ignacio Ramonet “Un quinto poder cuya función sería denunciar el superpoder de los medios de comunicación, de los grandes grupos mediáticos, cómplices y difusores de la globalización liberal. Esos medios de comunicación que, en determinadas circunstancias, no sólo dejan de defender a los ciudadanos, sino que a veces actúan en contra del pueblo en su conjunto”.
Por: Miguel Ángel Cruz
Instagram: @migueelduartee14
Imagen: @sch.pht
*Las opiniones expresadas aquí no representan la posición editorial de Zona Captiva. Es responsabilidad exclusivamente del autor.