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El miedo detrás de la valentía

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Hoy vi un vídeo de Las Igualadas, en él hablaban de la valentía de las mujeres que optaban por comprar elementos de defensa personal y cómo esta industria había aumentado sus ventas en los últimos meses.

Cuando vi el vídeo no pude evitar reflexionar sobre el número de veces que he escuchado de alguien que yo debería cargar con algo, y el primer comentario que me llega, incluso, llega de la boca de mi mamá; ella siempre ha cargado paraguas grande y no solo para evitar el sol o la lluvia sino porque con eso puede defenderse de quien se interponga en su camino, por eso siempre me insiste en que los use al salir como una manera sutil de defensa.

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Luego viene mi tío, por él yo cargaría un bate en la maleta porque “usted es mujer, no se confíe de nadie”, a él se suma mi papá quien alguna vez mencionó que me compraría un elemento de defensa personal para cuando saliera a la calle, y de ahí sigue la larga lista de personas que me han dicho que por ser mujer debería protegerme de alguna manera.

Algo similar mencionan en el video de Las Igualadas, y no pude estar más de acuerdo. Resulta que en la sociedad actual a la mujer se le enseña a ser valiente, y está bien, pero la valentía no debería surgir desde el miedo a ser otra cifra más de feminicidios en Colombia y en el mundo.

Las mujeres somos capaces de dar puños y patadas con tal de defendernos, todas sabemos que, independiente de lo que suceda, haremos lo que podamos para salir bien libradas de cualquier acto que ponga en riesgo nuestra vida, no obstante, todo esto es por miedo. Tenemos miedo a que nos lloren nuestras familias, tenemos miedo de ser violadas, tenemos miedo de vestirnos como queremos porque después la culpa de nuestra si nos llega a pasar algo.

Salir a la calle siendo mujer es un riesgo tan alto que por eso recurrimos a las armas de defensa personal, no importa a veces ni cómo vestimos o cómo actuamos, solo por ser mujeres somos el blanco “débil” de cualquier inhumano. Hay una frase que dice que uno sale de su casa y no sabe si regrese, y este no puede cumplirse más cuando uno es mujer.

Nos celebran la valentía de cargar un gas pimienta, de aprender artes marciales, o de usar nuestro paraguas como un arma de defensa; pero es ahí donde está el problema, la valentía que deberían celebrarnos es la de enfrentarnos a nuestros propios límites, la de ser capaces de salir adelante, de enfrentar estereotipos y la de elegir sobre nuestro cuerpo, en cambio, nos festejan la valentía que surge desde el miedo a que un hombre nos ataque.

Por qué más bien los esfuerzos se centran en que sea la sociedad la que aprenda a tratar bien a las mujeres, por qué más bien no se centra el mundo en enseñar sobre responsabilidad afectiva y sobre el respeto por la vida de cada ser humano, por qué más bien de incentivar las ventas de las armas de defensa personal, se incentivan los cursos sobre manejo de emociones.

Nosotras somos capaces de sobrevivir a lo que la vida nos ponga en el camino y usaremos todos nuestros recursos para ello, pero no por eso tenemos que seguir viviendo con miedo ante cada pensamiento de lo que puede sucedernos en la calle, las mujeres merecemos paz y seguridad sin tener que depende de un gas pimienta.

Y para quienes creen que exageramos cuando hablamos que estamos en desventaja en seguridad, y en otras muchas cosas, frente a los hombres, quiero que revisen las cifras de mujeres asesinadas en el mundo y analicen que, aunque es cierto que a los hombres también los matan, esas cifras no llegan a compararse con las de nosotras.

Ustedes pueden salir a un bar sin tanto miedo de ser violados, nosotras tenemos que avisar a más de tres personas a donde iremos y aferrarnos a la fe de que nada malo nos sucederá, porque con nosotras en un sitio, los peligros se incrementan.

Que la lucha sea para mejorar la sociedad, no para hacer que las mujeres sigan siendo valientes para sobrevivir en el mundo.

Por: Paula Porto
Instagram: @paulaportocine
Imagen: Pexels
*Las opiniones expresadas no representan la posición editorial de Zona Captiva. Es responsabilidad exclusivamente del autor.

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