Tener un oso, perro, gato, niño, colores llamativo, o la mezcla de estos ítems no convierte a una comida en algo peligroso a los niños, lo que realmente convierte a estos alimentos en un problema es el mal manejo que se les da en la nutrición infantil.
Yo crecí toda la vida viendo a Melvin de Chococrispis, al osito Bimbo, al conejo de Nesquik y a más mascotas de alimentos, sin tener algún problema con ello, saben cómo, con papás que entendían que un niño es un niño y amará el dulce, pero que son ellos los encargados de suministrarselo dentro de su rutina.
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Crecer comiendo Sandwish en vez de paquetes, o llevar fruta cuando todos comian Alpin y gelatina Boogi me hizo sentir diferente durante toda mi época estudiantil, incluso cuando llegue a 11 la sensación seguía presente, pero en este momento en que veo campañas en las cuales los padres culpan a los empaques de atraer s los niños a ls comida, pongo en perspectiva la infancia que tuve y la de algunos compañeros y entiendo que el problema no es el empaque, el problema es que la gente no logra poner limites sanos frente a la comida.
Sí comer cereales dulces, chocolatinas y galletas a diario no es saludable, jamás diré lo contrario, pero el chocolate seguirá siendo chocolate así le cambien mil veces de empaque, y los niños lo sabrán y lo consumirán sin pensar «será que por su empaque dejó de ser tan delicioso como lo ers antes»
La obesidad infantil es una realidad que cada vez afecta más al mundo, haciendo que las nuevas generaciones estén expuestas desde mucho más jóvenes a enfermedades por mala alimentación, pero como sociedad debemos dejar de culpar a otros factores cuando realmente somos nosotros los únicos responsables de ello.
Un ejemplo claro es Bimbo, en México esta marca se vio en la obligación de eliminar todos los empaques con el osito blanco, pero realmente Bimbo dejó de ser Bimbo por eso, pues no, su pan sigue intacto y tan «dañino» como antes.
La gente culpa al empaque creyendo que al no tener osito los niños ya no se sentirán atraídos, cuando la realidad es que muchas marcas atraen niños sin siquiera un empaque recordablre.
La solución a la obesidad, sobre todo infantil, no es eliminar animales o cambiarles su aspecto, es aprender a generar relaciones de amor frente a la comida, evitado que un niño se cohiba de cosas y más bien aprenda a comer las porciones adecuadas.
El osito Bimbo y cualquiera que le siga tal vez quede olvidado en el avanzar de este mundo, pero su marca y sabor seguirán intactos, por eso, en vez de culpar empaques, deberíamos es aprender a crear rutinas de alimentos basadas en el equilibrio y el amor.
Muchos problemas de obesidad infantil no son generados por comer demasiado paquetes con muñecos, sino por vivir en entornos en los cuales la alimentación no es prioridad, y se normaliza que se come todo porque sí, así se esté lleno.
Culpar a notros por algo que solo nos concierne a nosotros, como es el hecho de la alimentación de los niños, niñas y adolescentes, terminará generando que empresas cambien de logro, pero no es un impulso real para promover la alimentación sana y balanceada, que se logra únicamente a través de la voluntad de cambio y no obligando a cambiar empaques que al fin y al cabo siguen manteniendo lo mismo en su interior.
Por: Paula Andrea Porto Tavera
Instagram: @paulaportocine
Imagen: Directorio de Marcas Estados Unidos
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