El 5 de noviembre de 2024 se celebraron en Estados Unidos las elecciones pautadas para la elección del nuevo presidente de la Unión, treinta y ocho escaños del Senado, y la nueva Cámara de Representantes en lo que se catalogó como una de las elecciones más reñidas en las encuestas publicadas durante la campaña.
Con 315 votos electorales proyectados Donald Trump se alza con una victoria que pocos veían posible, sobretodo considerando la importante presencia de la propaganda del partido Demócrata con fuerte enfoque Anti Trumpista, de igual manera podemos destacar una agresiva campaña Republicana dedicada en parte a responder las acusaciones de su rival, y en parte aportando las soluciones a los problemas actuales del país.
Le puede interesar: La inclusión afro en la COP16: hacia un nuevo paradigma de justicia ambiental
Adicional a la victoria presidencial obtenida, Trump tiene asegurada la Cámara de Representantes y la mayoría del Senado, algo que no logró conseguir en su anterior mandato y consolidó un obstáculo insorteable para su gobierno, en otras palabras, Donald Trump tiene allanado el camino para gobernar con casi ninguna restricción para sus proyectos de ley.
Inadvertidamente, la comunidad internacional ha respondido con celeridad al asunto, en menos de tres días China, Rusia, y el grupo Hamás han declarado (además de felicitarlo) que desean establecer un diálogo para una convivencia pacífica, o por lo menos esas han sido las intenciones declaradas.
En Latinoamérica las reacciones han salido en dos rumbos opuestos: Los liberales presidentes de Argentina y El Salvador han felicitado anímicamente al nuevo presidente, mientras los gobiernos de Venezuela, Cuba, y en menor medida México, han dado a entender que están listos para un diálogo sincero.
No es para menos entender que la figura de liderazgo y poder que proyecta Donald Trump hace sentar en la mesa de diálogo incluso a los autócratas más radicales. Ese poder muy pocas personas pueden ser capaces de demostrarlo, pero cuando lo hacen con la intención de corregir los rumbos de una nación, se convierten en gigantes, gigantes nobles que es mejor no provocar, por el bien de todos.
En la Casa Blanca hay un golpe de timón, y todos, todos en este planeta estamos o estaremos afectados por las decisiones que allí se tomen o dejen de tomar.
¿Nervioso? Hablemos de negocios
Lee también: La bolsa se pone nerviosa
Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: El País
*Las opiniones expresadas no representan la posición editorial de Zona Captiva. Es responsabilidad exclusivamente del autor.
Únete a Google News, Facebook, Twitter, Instagram, Tiktok, Threads, LinkedIn, YouTube, Canal de WhatsApp y sé Miembro en Zona Captiva.