El miércoles murió Freddy Rincón, la vida del futbolista se apagó luego del accidente de tránsito que vivió, y desde entonces muchas personas se cuestionan el valor de la vida, pues para algunos es mucha la atención mediática dada al jugador sin tener en cuenta al resto de las personas involucradas.
Cuando uno ve a personas discutiendo sobre por qué Colombia llora a Freddy Rincón en vez de preocuparse por el conductor del bus que también resultó herido en el accidente, uno se cuestiona sobre el valor de la vida que hay en el país.
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No es que la vida de Rincón valga más que la del conductor, o viceversa, la cuestión aquí es mediática y por eso, la muerte de Rincón es más noticia que las operaciones del señor que iba en el bus del Mío.
Tal vez para muchos la vida de José Eduardo Muñoz Beltrán es «más significativa» que la del Coloso de Buenaventura, pues Muñoz aporta socialmente con su labor, mientras que el exfutbolista solo hizo goles con la Selección, sin aportar mayor gloria al país.
No obstante eso no importa, en Colombia hay que entender que las noticias simplemente buscan cubrir lo que la agenda mediática y el famoso del accidente fue Rincón y por ende, su cubrimiento era lo que la agenda pedía, pero nunca se dejó de lado al conductor.
Ambos son importantes, ambos cuentan en la historia y ambos fueron cuidados por los médicos para que salieran adelante del fatal accidente.
Sí en la vida aporte con goles o transportando personas, no importa, lo que sí debemos aprender como colombianos es que la vida de todos cuenta, la vida de todos fue importante en la historia y por eso, la vida de todos, y su muerte, debe ser respetada.
No dejemos que el egocentrismo de creer que unos son mejores que otros nos alejen de la humanidad de llorar la muerte de un ser que en vida hizo lo mejor que pudo para brindar buenos momentos a sus amigos y al país.
Por: Paula Porto
Instagram: @paulaportocine
Imagen: Portafolio
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