Un presunto violador fue el protagonista de la noche del jueves 25 de abril en Bogotá. El hombre, acusado de tocamientos indebidos a una menor de edad, y quien presuntamente es un docente, suscitó una ola de repudio por parte de los habitantes del barrio Américas Occidental, donde se encuentra la casa de este personaje, al punto de requerir la presencia del ESMAD y una tanqueta para controlar la situación.
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Aquel jueves 25 de abril yo estaba llegando a mi casa, me dispuse a hablar con mi familia y a ver noticias, cuando en City TV dieron la última hora, mencionando al barrio, barrio en el que he vivido todos mis 27 años y que se ha caracterizado por ser relativamente tranquilo.
A poco menos de dos cuadras de donde vivo, la ciudad estaba colocando los ojos porque se encontraba un presunto violador a quien la comunidad exigía dar la cara y enfrentar a las autoridades. La mamá de la víctima, en compañía de vecinos, empezaron con un plantón qué terminó en lo que ya conocemos para conseguir que el susodicho saliera a responder.
Por más que quisiera ir allá y estar en la protesta, por la paz mental de mis papás decidí no hacerlo, pero sí me sentía sumamente contrariada al ver las noticias. ¿Se pueden imaginar el nivel de revictimización de la niña que contó lo sucedido gracias a las acciones de las autoridades?
Y aclaro, no es que yo diga que los integrantes del ESMAD presentes en la situación, junto con la Policía que hizo presencia seán específicamente ellos los villanos, pero sí quiero decir que el procedimiento llevado a cabo, se lleva el título.
Cuando veo las noticias, me doy cuenta que el cuerpo de escuadrón antidisturbios está protegiendo la casa, sí, leyeron bien PROTEGIENDO LA CASA del presunto abusador y atacan a quienes exigen, de manera justa, que este hombre salga a responder.
Y no siendo suficiente, resulta que usan gases lacrimógenos contra los manifestantes, que no superarían las 30 personas y empiezan a hacer uso de la fuerza contra aquellos que solo quieren que haya justicia ante un caso de presunta violación.
¿Por qué en vez de proteger la casa, no median con la mamá de la víctima para ayudar a que el implicado salga y se presente a la justicia? ¿Por qué seguir revictimizando a la niña y su familia, en vez de ayudar a dar pronta solución a la situación tan horrible que vivieron?
Es por este caso que aquella canción famosa en el 2019, siempre toma relevancia y vuelve a sonar en la cabeza sus versos de ¡EL ESTADO OPRESOR ES UN MACHO VIOLADOR, EL VIOLADOR ERES TÚ!.
Y así muchos recuerden de manera jocosa aquella canción, resulta siendo una muestra demasiado cruda de la realidad de las mujeres que denuncian. En vez de ayudar y brindar acompañamiento, se encargan de hacer y cuidar la propiedad privada antes que el bienestar de la población, y sí, como vecina del sector también me preocupé por los vecinos de la calle donde sucedió todo esto, de hecho, ahí cerca vive una persona allegada y nos preocupamos por ella, pero estoy 100% segura que mis vecinos preferirían que el uso de gases, tanquetas y demás despliegue de autoridad hubiese sido más bien para sacar al presunto victimario y no para defender su casa.
Igual, también hubo un momento en que me puse en los zapatos de aquel hombre, y sin justificarlo, también pensé ¿Qué pasaría si es inocente? No olvidemos que nadie es culpable hasta que demuestres lo contrario, pero de ser así ¿Por qué esperar tanto para atender la justicia si no tenía nada que temer? Esto se habría solucionado con menos ruido, e incluso, presupuesto (porque el despliegue que hubo también implicó gasto de presupuesto que pudo usarse para algo más) si denunciar y contar con la compañía de las autoridades fuera más rápido y sencillo para obtener que el susodicho diera la cara.
De verdad vivimos en una sociedad tan extraña en la que la burocracia y el paso a paso convierten a la denuncia en un proceso tedioso que termina llevando a la gente a preferir tomar justicia por propia mano que atenderla con las instituciones encargadas de impartirla. Me sorprende ver este caso, tal vez más porque se presentó en un lugar que conozco de toda mi vida, que está rodeado de colegios y niños que transitan día a día y que me hace temer por la seguridad de cada uno de ellos ¿Cuántos más habrán pasado y no sabíamos?
¿De verdad tenemos que hacer asonadas para que los casos sean atendidos? ¿No podemos hacer algo para que los procesos de denuncia sean más efectivos, al menos en casos como este? ¿Por qué la policía no ayuda a la víctima? Y sí, no la ayuda porque tardaron demasiado en preferir sacar al implicado, y mucho menos en atacar a los manifestantes.
Es hora de que los protocolos cambien y estén a favor del bien común. No más titulares de «hicieron presencia para evitar el linchamiento» sino «hicieron presencia para acompañar a las partes implicadas para asistir a la justicia».
Ya es hora de que aquellos versos de «El violador eres tú» dejen de ser la radiografía de las víctimas y se conviertan en solo un recuerdo de la lucha por obtener derechos.
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Por: Paula Andrea Porto Tavera
Instagram: @paulaportocine
Imagen: El Tiempo
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