Muchas personas concuerdan de que cuando pagas los impuestos, estás satisfecho de poder contribuir al desarrollo del país. Sin embargo aquí en Colombia la esperanza de que tu dinero se ha invertido para un bien del pueblo ha sido destrozado desde hace muchos años, pues aquí ha venido un virus que impide la honestidad y el buen manejo de los recursos: la corrupción.
Este virus es tan maligno que incluso ha cobrado más vidas que el Covid-19, pues los hospitales rurales no cuentan con los insumos necesarios para atender a los pacientes, muchos mueren esperando atención y gran parte del personal de la salud lleva meses esperando la paga de su salario. Algunas carreteras están en pésimo estado, el paso de los carros es imposible, pero tenemos cientos de peajes, de los cuales algunos son muy costosos. La educación y alimentación de los niños es un panorama muy triste, pues la alimentación no llega y lo poco que se da, está en descomposición.
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Es difícil creer cómo las personas con mayor poder en el país se atreven a robar el dinero de las personas quienes más lo necesitan, es como si se burlaran de la necesidad de aquellos que viven en condiciones socioeconómicas muy difíciles. Lo más triste de esta situación es que como colombianos ignoramos o aceptamos esta realidad, en los medios hablan de un caso de corrupción, hablan de los millones que se perdieron, de los contratos irregulares. Y ahí se queda, en la indignación mental pero no en la discusión de los hechos.
Lo peor de todo es que el virus de la corrupción hace que crezca más esa brecha social que hay entre las clases sociales. Es evidente que cuando está en unos barrios de la ciudad, ve la limpieza, la policía pasa haciendo recorridos y los jardines son impecables. Pero llegas a otro punto y observas algo completamente diferente: pasa algo y la policía jamás llega, personas cuelgan trapos rojos en expresión de que necesitan ayuda del gobierno, y muchos edificios están en total abandono.
Creo que como colombianos muchas veces pensamos cómo sería nuestra situación si no existiera la corrupción, y es ahí cuando la utopía atraviesa nuestra mente.Sin embargo, estamos viviendo con un virus que nos arrebata los sueños de vivir dignamente.
Por: Daniela Díaz Álvarez
Instagram: @danielalovecats
Imagen: Pexels
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