‘El Grupo Islámico HAMAS ha lanzado en la madrugada de este sábado alrededor de 5.000 cohetes y misiles hacia el territorio israelí, previo a una incursión en la que ciudadanos han sido unos asesinados y otros, de manera aleatoria, secuestrados en territorio de la Franja de Gaza; también se reporta la incursión y toma de una base militar del ejército israelí ubicada en la frontera (…)’
Con esta noticia, el mundo amanece impactado, como si no hubiesen suficientes conflictos activos, se abre un nuevo frente de guerra en la que la sed histórica de venganza se abre paso sobre la cordialidad y el entendimiento, donde la muerte parece más persuasiva que la convivencia, donde destruir es más fácil (aunque siempre lo ha sido) que construir, y que por lo pronto, sólo quienes están ajenos al conflicto, o quienes no pueden tener beneficio de apoyar a un bando en específico han llamado a la paz y a la convivencia, convivencia que despreciarían si se beneficiaran de los brutales acontecimientos que están ocurriendo porque, según Iósif Stalin (o al menos a él se le atribuye): «1 muerte es trágica, 1 millón es estadística».
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¿Quiénes se benefician realmente de éstas políticas guerreristas, conflictivas y que tanto dividen a las naciones? ¿Cuándo lograremos exterminar éstas pasiones innecesarias y consolidar la unión global? ¿Seguiremos derramando innecesariamente una sangre que podríamos utilizar para beneficio de todos?
Las naciones en guerra nunca alcanzarán la paz si no logran erradicar las razones que los dividen, las razones que amenazan su supervivencia deben ser resueltas o suplantadas por razones que garanticen una existencia más pacífica, más realizable, orientada al desarrollo de la tecnología, no sólo electrónica y computacional, también hay desarrollos médicos que se pueden mejorar, implementación de códigos legales unificados entre las naciones para alcanzar un verdadero poder en la lucha contra las mafias a nivel global, y quizá algún día, en vez de países, seamos naciones, en vez de políticos ideologistas, subordinados de partidos políticos fracasados y corruptos, podamos tener líderes, líderes sabios, líderes correctos, líderes con verdadero sentido de pertenencia y capacidad de mando, que no cedan ante movimientos sociopolíticos adversos, y que sepan proteger lo que es correcto, de lo que es ficticio.
Siglo XXI, y pareciera que en vez de progresar, nos acercamos a otra cataclísmica guerra de proporciones globales, y como siempre, y ahora más que nunca, no saldrá nada bueno de ella…
Las cartas están sobre la mesa, sólo nos queda esperar, esperar lo mejor, prepararnos para lo peor, y actuar en consecuencia.
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Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: Cortesía de Jean Carlos Guerra
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