Querido Covid-19, gracias por enseñarnos que la célula de una sociedad una vez más comprueba inequívocamente que es la familia. Por enseñarnos a vivir en armonía y tranquilidad. Bueno, solo a quienes no padecen de usted. Qué nos ataque, está bien, que haya muertes, almas y alientos que hayan salido de sus cuerpos para dejar este mundo terrenal por su presencia, es sumamente doloroso, que sea difícil de curar es aceptable. Pero la mejor parte es nuestra victoria y las lecciones que nos dió por su paso en la tierra.
Gracias por enseñarme a compartir de los momentos más valiosos con mis seres queridos en medio del hogar, gracias por alejarme de gente que pensaba tener cerca pero una vez encerrados en nuestros hogares jamás apareció. Gracias por mostrarme el significado de un concepto altamente nombrado pero poco conocido con certeza. La lealtad. La lealtad entendí no era salir con amigos y colegas, no era hacer los planes y llevar a cabo acciones que por gusto personal se convertían en una actividad socialmente colectiva. No era pasar momentos amenos acompañados de un vino. Es preguntar de manera sincera como se encuentra en una época tan dificultosa tú familia, darte palabras de aliento para hacernos creer que todo va a estar bien, y luchar por salir adelante para no ser una de sus víctimas.
Quiero contarle, que gracias a usted nos dimos cuenta que el mundo en el que vivimos es de la naturaleza y los animales. Son ellos los verdaderos gobernantes de este gran planeta que habitamos, bajando la contaminación a altos niveles, niveles como nunca antes registrados. Volviendo los delfines y las ballenas a acercarse a las orillas de los océanos brincando libremente en un manantial de paz infinita que quitó esa barrera letal y mortífera que es el hombre.
Gracias por enseñarnos que es una crisis de salud pública a una generación que creyó tenerlo todo, haciendo consciente a la ciudadanía de los riesgos existentes en materia de salud, en materia económica, en materia sociocultural y qué es realmente una economía débil que se desploma poco a poco con sus daños y perjuicios.
Pero a pesar de todo lo anterior, don pandemia, vamos a seguir adelante. Vamos a seguir entendiendo por medio de la Comunidad Internacional, las ONG, los gobiernos y la sociedad solidaria mundial que todos somos uno, que independientemente de la raza, el estrato social, cultural, estudios académicos, nacionalidad, sexo religión o cualquier característica estamos todos en este daño que causó, que generó indignación, alerta, conmoción, pero que nos dio lecciones a varias generaciones sobre ahorro, sobre las carencias que tienen las políticas mundiales sobre la educación primaria y secundaria. Sobre lo quedados que estábamos con respecto a la priorización de nuestras vidas y la salud creando curas, hospitales, camas, centros médicos de atención inmediata usted llegó.
Hoy somos otro mundo que quizas es mas consciente de la vida humana y de todo lo que ser humano conlleva. Hay quienes pasaron por la crisis en la misma condición y su vida no cambió en lo absoluto, ya sea porque la vivió con irresponsabilidad o viviendo sin límites, con egoísmo, quizá, sin pensar en los demás. Pero lo cierto es que estamos a tiempo de cambiar todo eso que venimos haciendo mal desde las entrañas de la sociedad hasta los mandatarios de estado y jefes de gobierno con las materias donde se le falla a la gente. Es hora de fortalecer el mundo con más globalización, investigación, inversión y política exterior para que ni usted ni nadie nos pueda acabar. Ahora bien, no es su culpa, repito, primero tenemos que cambiar nosotros para luchar y lidiar con cosas como usted.
Por: Santiago Bernal Largacha
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Imagen: Pinterest
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