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Haciendo negocios

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Imagen de: 123RF

En el ámbito cotidiano sabemos de trabajo, transacciones, comercio y la vida diaria de cada uno de nosotros, y de nuestros amigos y de nuestros allegados más cercanos, aquellos con quienes pasamos horas y horas hablando, conversando y hasta bromeando de la vida diaria que parecen regla general en nuestras vidas.

Pero más allá del plano personal, se perfila un elemento invisible, pero que mueve los engranajes de la economía en cualquier escala, y es el perfil empresarial de negociaciones. Hoy en día se habla muchísimo de un emprendimiento, como si fuera el descubrimiento del agua tibia de los tiempos modernos, cuando de toda la vida el joven ha siempre querido montar su negocio para prosperar y salir adelante, tener su finca para sembrar o…

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Visión es todo aquello que vislumbramos en el pensamiento antes de tomar acción: El desayuno antes de cocinarlo, los preparativos para un viaje, esos son ejemplos de visiones que se pueden perfilar como algo cotidiano, pero una “Visión” de carácter empresarial, se perfila más profundamente y de manera mucho más simple, es responder “¿Qué quiero lograr?” “¿Cómo quiero lograrlo” “¿Qué tengo disponible para hacerlo?” y “¿Qué necesito para llegar hasta allá (o sea, la meta)”

Para hacerlo más sencillo vamos a hacer un viaje, sencillo, un avión desde tu casa a tu lugar de vacaciones de ensueño, en mi caso será Islandia, porque adoro esa isla.

Primer paso, ir al aeropuerto.

Tenemos que ver cómo llegar, tener dinero para comprar el boleto (tiempos modernos, lo compramos en línea), y tener pasaporte vigente para viajar y si es necesario solicitar el visado.

Damas y caballeros, hemos seleccionado el destino y queremos estar allá, esa es nuestra visión, queremos estar allá, en el mundo empresarial es lo mismo, por ejemplo: Soy un arquitecto o diseñador de interiores, y quiero tener mi firma de arquitectura y diseño para trabajar con grandes constructoras, esto es trazarse una meta, un objetivo, y no solo es probable que lo logre, es posible llegar a él, pero hay que esforzarse.

Una vez sabemos lo que hace falta para empezar a ir a nuestro destino, tenemos gran parte de nuestro recorrido realizado.

Segundo paso, subirse al avión y empezar el viaje.

Ya sabemos lo que necesitamos para ir, hemos llenado unas formas, nos han dado permiso para ir y hemos comprado el boleto, hemos pasado la aduana, registro, respondido preguntas, nos perdimos buscando la puerta de embarque y nos subimos al avión: ¡Apenas nos estamos subiendo al avión!

Mucho esfuerzo y nada de avances concretos, así se siente siempre la primera fase de una empresa, emprendimiento, proyecto, visión, etc., (que no debería usar etc. porque la RAE… Mejor no le digan a nadie), todo inicio es lento, pesado, drena energía y no sientes que estés despegando, pero a medida que te vas sintiendo inmerso en tu propia visión de llegar a la meta más empeño le pones a seguir adelante, a dar más de ti y a no rendirte.

En ese avión nadie va solo, todos están con alguien a su lado, puede convertirse en una oportunidad de un nuevo amigo, quizá hagan el resto del viaje juntos, quien sabe. Pero todos dependen de algo que tiene el único propósito de llevarlos a su destino: La tripulación de cabina, y los oficiales del avión, quienes tienen el único deber de llevarlos a su destino sanos y salvo.

Es bueno entender que este ejemplo es, que el pasajero puede ser un socio, un amigo, un aliado, o alguien de la competencia de tu visión que pudiera tenderte una mano para llegar entre ambos al mismo destino, aun cuando la meta final pueda ser distinta. El capitán del avión pudiera ser un tutor, un mentor, alguien que te guíe los pasos para que llegues a esa meta que tanto añoras y que él quiere que llegues a cumplir, porque para ambos sería un beneficio real, la tripulación de cabina, son esas pequeñas cosas cotidianas que permiten que el viaje sea más placentero, en este caso, nuestra carrera por el sueño a cumplir.

Tercer paso: Aterrizar

Un viaje es más largo cuando se está en él, que cuando lo visualizas antes de embarcar, sabes que será largo pero no es sino cuando estás en él que ves la magnitud del esfuerzo que requiere estar en él, pero no es sino hasta que lo ves cumplirse, hasta que sientes las ruedas del avión tocar el suelo y las turbinas comienzan a frenar el avión en el aeropuerto de destino, cuando llega a la puerta de desembarque y sales del avión que te sientes aliviado, que sientes que ha valido la pena la espera, y que puedes ahora, disfrutar de ese viaje que apenas empieza, pero que cumplió la primera parte que visionaste.

Felicidades, tu sueño se ha cumplido, y ahora lo estás viviendo, de aquí en adelante, solo debes tomar las mejores decisiones para que tu viaje sea lo mejor posible, y recordar cómo ese esfuerzo, ese empeño, esa voluntad de no rendirse ahora está dando frutos.

No es empresario el que siembra dos hectáreas y vende sus cosechas, lo es el que con visión, astucia, un poco de ayuda, unas buenas herramientas y una gran fuerza de voluntad y bastante organización puede convertir esas dos hectáreas en 10, 100, 1.000, y hacer su sueño realidad.

Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen:123RF
*Las opiniones expresadas no representan la posición editorial de Zona Captiva. Es responsabilidad exclusivamente del autor.

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