Colombia está observando cómo la historia le da la razón a los que lo advirtieron: La crisis venezolana podía ser más crítica por más que las cifras económicas hubiesen mejorado, al menos respecto al 2017.
La diáspora venezolana ha reiniciado su avance luego del fracasado intento de realizar un último movimiento democrático legítimo y loable: El gobierno se ha robado las elecciones, y no conforme ha empezado a asesinar y secuestrar a sus propios ciudadanos.
Le puede interesar: Cuidemos el nuestro recurso natural: el agua
Venezuela contaba con cerca de treinta millones de habitantes, ocho ya han salido, ¿Saldrán ocho millones más por el camino de la vergüenza viendo su patria morir de pena? ¿Serán ocho? ¿Diez? ¿Quince…? ¿Latinoamérica permitirá que sus hermanos venezolanos estén condenados a vagar por el mundo sin patria?
Aunque la respuesta en el lector puede ser amplia y ambigua, hay que aclarar el siguiente panorama: El presidente de Colombia, exguerrillero, ampliamente reconocido como socialista, y veterano en la carrera política colombiana, nos ha estado llevando por un sendero, en todos los aspectos, igual de toxico y parasitario, turbio, prepotente, descarado y cómplice que preparó las condiciones para posicionar a Venezuela en los registros más miserables de la historia reciente: Peor índice de inflación histórico, peor decrecimiento económico registrado, mayor índice de impunidad estatal… ¿Enviaremos a Colombia por ese camino?
Una manada de intolerantes dirige la Nación, una comitiva de frustrados con retóricas de “derechos divinos” se asientan en el palacio de gobierno mientras los colombianos, entre la cotidianidad y la rutina, observa cómo la “Justicia Social” se va aprovechando de sus valores, de su trabajo, de sus libertades, mientras se los arrebata.
El axioma de la tolerancia dicta que se tiene que ser tolerante y considerado con los demás, pero también dicta que la intolerancia no es tolerable, porque si el intolerante se impone, el tolerante es quien sufre las consecuencias. Es por tanto, que no se puede ser tolerante con la intolerancia, con la impunidad, con el desdén, con la ideología del autoritarismo, de la guerra, del odio, el robo y el trato desigual frente a la Ley.
¡Señor presidente! Ya que le gusta que le traten de señor, lo dije anteriormente y lo repito, usted fue electo para hacer próspera a Colombia, fue electo para traerle Paz a Colombia, fue electo para hacer mejor este país. No está para darle cobijo a terroristas, asesinos, violadores, narcotraficantes, ni señores de la guerra; no se le eligió para que se codeara con dictadores ni autoritarismos fracasados, que mantienen en la miseria a su población.
¡Corrija el rumbo que lleva! ¡Hágase cargo o renuncie! ¡Colombia merece paz!
Lee también: Se acerca la guerra
Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: Vatican News
*Las opiniones expresadas no representan la posición editorial de Zona Captiva. Es responsabilidad exclusivamente del autor.
Únete a Google News, Facebook, Twitter, Instagram, Tiktok, Threads, LinkedIn, YouTube, Canal de WhatsApp y sé Miembro en Zona Captiva.