Cuando nos mencionan la palabra revolución, pensamos inmediatamente en políticos de izquierda, pensamos en movimientos guerrilleros, y todo lo que las últimas décadas se ha identificado con los movimientos revolucionarios de izquierda.
Hoy por hoy, la mayoría de los gobiernos en Latinoamérica tienen una tendencia socialista en sus diferentes formas, unos son social demócratas, otros son social cristianos, otros se hacen llamar socialistas revolucionarios, y así cada uno ondea su propia bandera política sin salirse del espectro.
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Pero, ¿Qué pasa con los demás movimientos políticos de la región?, ¿Son invisibles acaso?, ¿Que ha sido de su antigua presencia en la opinión pública moderna?.
¿Cuando la fuerza política revolucionaria que luchaba por espacios dentro de las instituciones públicas estatales se volvieron la fuerza dominante de la región? Historia larga, resumen sencillo: Explotaron las falencias tanto doctrinales como discursivas de los demás ámbitos políticos, para asumir como propias, banderas sociales que otros partidos fomentaban (si, es contigo feminista de pañuelo verde, eres de origen liberal) para escalar posiciones dentro de la opinión pública regional, y lograr la conquista del poder político.
Pero sucede algo muy notorio e interesante, antes ser liberal era casi normal, ser de izquierda era algo de mucho cuidado, porque podía levantar respuestas hostiles de los demás. Hoy en día, sucede lo contrario, incluso en un nivel un poco más…, al liberal declarado, se le tiende a tildar de loco apasionado que no tiene fundamentos en sus diferentes discursos y forma debates vacíos que sólo buscan el «autoritarismo totalitario fascista» de gobiernos anteriores, lo cual es una acusación grave.
Hay que entender que éstas declaraciones rayan en lo ridículo, en parte por la inconsistencia entre lo que señala y el comparativo: Los gobiernos de corte fascistas han sido siempre, gobiernos de corte estatista, lo cual implica la expansión total y significativa del Poder Público en todos los niveles de administración.
«Hoy por hoy, ser liberal es algo revolucionario» decía Javier Milei, economista y diputado argentino hace unos meses en una entrevista radial. Su razonamiento se basa en que una gran parte de Latinoamérica tiende a las ideas de izquierda, pero muy pocos son realmente artífices y defensores de las ideas puras de la libertad y la reducción del control estatal al mínimo indispensable para el correcto funcionamiento de una nación.
Actualmente hay un gobierno en centroamérica con ideales libertarias, pero el cual se ha visto envuelto en largos episodios de férreo control estatal sobre parte de la población para poder reducir el flagelo de la delincuencia organizada.
En Argentina el ya mencionado Javier Milei, es un candidato liberal que aspira con bases sólidas y posibles a la presidencia de la Nación, lo cual colocaría el segundo triunfo de las ideas liberales a la presidencia de un país latinoamericano.
Quiera la Providencia que podamos salir de éstas largas temporadas de gobiernos desatinados, y podamos encontrar la senda del desarrollo, la prosperidad, la conciencia y la rectitud.
Tiempos mejores se avecinan, sólo hay que saber aprovecharlos…
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Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: Cortesía de Jean Carlos Guerra
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