Como líder, jerarca, rey, patriarca, jefe de gobierno, o cabeza de hogar, debes siempre mantener un balance entre las normas que vas a implementar, los proyectos que deseas desarrollar, y las necesidades que tu pueblo requiere subsanar.
Cuando se es estricto se obtiene disciplina, cuando se es ambicioso grandes proyectos pueden ser desarrollados, cuando hay humildad los errores dejan lecciones y el pueblo las asimila… pero cuando se es arrogante, se disocian los discursos manipulando la realidad, cuando se evita trabajar la raíz de los problemas generales de la población, cuando el ego es más poderoso que ya razón, es cuando el líder pierde credibilidad y el pueblo comienza a desear su cabeza.
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Un rey que no es querido no tiene razón de gobernar, un patriarca que ha perdido su mando pierde su vida, un gobernante cuyo pueblo le dio el poder y ahora le pide que lo devuelva ya no tiene legitimidad, y graves sucesos pueden ocurrir si la situación no se remedia de la manera correcta.
¿Qué sucede con los enemigos del Rey? Son los primeros que desean la cabeza de su alteza, y harán lo que sea posible para conjurar al pueblo en su contra, así que cualquier error costará mucho para quien desee mantenerse en el poder a cualquier costo, librando una costosa guerra que sólo los que quedan en medio de la batalla por el poder terminan pagando…
Por eso, cuando un buen rey dedica esfuerzos por perseguir a los agitadores políticos, exponer a los corruptos, desmontar posibles tramas conspirativas: presta atención, porque algo se está moviendo en las sombras.
El enemigo de un gran líder, es enemigo de todos, y si se quiere preservar la paz, habrá que destruir a los conspiradores.
Ajá, ¿Y cuando el rey es el enemigo del pueblo? Pues más atención hay que prestar, un tirano siempre se mueve entre las sombras pidiendo que todos los demás estén a la luz expuestos, para poder ver sin ser visto, para poder gobernar sin ser gobernado, y siendo así, el pueblo pacientemente esperará el momento oportuno, para solicitar su dimisión, que se retire, o si ha sido muy cruel podría perder su cabeza.
Cuando se ignora al pueblo, cuando se ignoran sus peticiones, cuando se ignoran los intentos de diálogo, y se gestiona el poder por el uso de la fuerza, será a la fuerza que un gobierno cesará, y nada podrá evitarlo; serán quienes queden a cargo de representar ese gobierno quienes sufran los embates más potentes de la ira popular, y quien sabe de historia, sabe que nunca acaba en buenos términos.
Ser un gran líder, no es una opción, es un deber cuando se quieren lograr grandes cosas.
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Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: Systemic Alternatives
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