Tenemos años y años de historia, historias de victoria, de derrota, de reflexión, de adversidad, de unión, de sacrificio y, a pesar de todo, el tiempo avanza entregándonos nuevos desafíos y estableciendo los premios y castigos a cada una de nuestras acciones, decisiones y sacrificios que día a día llevamos a cabo.
Inevitablemente el tiempo no se acaba, inevitablemente los desafíos no se terminan, inevitablemente las lecciones de vida no perduran en la memoria de las personas y se repiten los errores; inevitablemente, como sociedad pasará trabajando en cómo resolver problemas en vez de trabajar en evitar que aparezcan; pasará mucho tiempo para madurar como especie y proyectar los esfuerzos por el bien propio con sentido común, para el desarrollo de las naciones.
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Es el heredado y nada admirable egoísmo lo que produce tantos conflictos, la avaricia la que corroe la estabilidad incluso de los países más poderosos… Pecados que se acumulan uno tras otro ante la mirada cautelosa de quienes no buscan problemas pero no se unen para defenderse, permitiendo que muchas historias, inevitablemente, se repitan, para mal, desatando nefastas situaciones que si bien se pueden resolver, el costo es muy considerable.
Hoy el mundo enfrenta impotente una serie de situaciones complicadas en diversos aspectos, ¿Podremos solucionarlos?, ¿Aprenderemos?, ¿O inevitablemente dejaremos que vuelvan a ocurrir?
Te lo dejo, ¿Tu que dices?
Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: Facilethings
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