El país llora la muerte del pequeño de tan solo cinco años, quien perdió la vida a manos de su propio padre, en un acto de venganza hacia su progenitora.
Una denuncia desesperada hecha por la madre del pequeño Gabriel Esteban Cubillos González puso en alerta a las autoridades ante lo que posteriormente quedaría registrado en la historia colombiana como uno de los crímenes más repudiables cometidos en contra de un ser indefenso, que pagó el precio de una absurda venganza pasional.
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Para contextualizar un poco en atención al caso, la familia materna del niño puso un denuncio en el que alertaban a las fuerzas policiales de la presunta intención del padre de Gabriel de atentar contra la vida del pequeño, para vengarse de su expareja por haber terminado la relación. Incluso el atormentado hombre habría descrito la forma en que este deleznable acto ocurriría.
No alcanzo siquiera a dimensionar las horas de dolor, tortura y frustración vividas por la mamita de Gabriel antes de ser notificada del terrible hallazgo del cadáver del infante al interior de una habitación en un hotel de la población de Melgar en el Departamento del Tolima.
Cinismo y frialdad parecieran ser los principales atributos de este sujeto quien luego de ser capturado por las autoridades policiales, intentó sobornar a los efectivos de la Fuerza Pública, como si la vida truncada de este ser costaba 50 mil pesos, una conducta por demás bochornosa e inaceptable. Gracias a los valientes representantes de la ley por no aceptar esta afrenta contra la familia, los hijos, el amor y la vida.
Como madres no podemos más que sumarnos al clamor popular y exigir justicia por nuestros niños, por sus familias, por su vida y el futuro que le arrancan estos malhechores indignos de ser llamados padres que son capaces en un arranque de bajeza y de soberbia de atentar contra los hijos, el producto de un sentimiento y una unión que en algún momento se dio producto del amor.
Seguimos insistiendo en que los gobiernos del mundo y especialmente el de Colombia deberían invertir más en políticas de sanidad emocional y mental, más que en armas e infraestructuras para promover la guerra.
Hay batallas que no se libran en un campo bélico, si no en la mente, el alma y los corazones de los seres humanos y estos episodios tan tristes de la vida no hacen más que corroborarnos que bajo la mirada complaciente de algunos, esas batallas las está ganando la violencia, la depresión, ansiedad y la falta de apoyo y detección de irregularidades a nivel emocional de nuestros ciudadanos. Dios brinde consuelo a la familia de Gabriel y bendiga a los niños del mundo.
Por: Erika Baute
Instagram: @erikabauteak
Imagen: La Nación
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