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“Jamás estuvimos unidos”

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Imagen de: EFEVerde

Han pasado más de 200 años desde los primeros movimientos independentistas de América Latina contra la corona española, luego de fuertes campañas militares y políticas se consolida el retiro del imperio español y la creación de nuevas repúblicas las cuales a partir de ese momento buscarían formar una institucionalidad que justificara el hecho de haber peleado esas guerras en pro del republicanismo.

Un movimiento político surgió entonces, se deseaba constituir entonces una nueva república capaz de contener a todos los países que ahora formaban la Latinoamérica española, se intentó convencer a la población que un país único descentralizado que abarcara desde la frontera de Texas y Nuevo México hasta la Patagonia, pasando por el Caribe, la fachada Atlántica y las riquezas del Pacífico, los recursos auríferos y boscosos, además del potencial agrícola de la región, podría hacer de los nuevos países, una potencia económica unificada indiscutible en la economía global.

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Hubo varios intentos concretos de unificación parcial, que a la larga no tuvieron éxito y debieron abandonarse en pro de continuar con los esfuerzos individuales de cada país de desarrollarse a su ritmo, con sus ideas, cultura y costumbres, las cuales desgraciadamente, y digo eso por las consecuencias nefastas posteriores, desembocaron en guerras abiertas, guerras civiles, conspiraciones políticas, dictaduras, revoluciones, y tantos otros conflictos políticos que terminaron desbaratando toda clase de alianzas cada vez que intentaban formarse…

A esto, hay que agregar que las grandes potencias extranjeras también han participado en la división de la región y en el aumento de la conflictividad política, sea con la contrastante influencia sobre los partidos políticos, el sabotaje económico, o cualquier otra forma de intromisión a conveniencia sobre los asuntos de los países latinoamericanos con el único fin de garantizar sus propios intereses, tal es el caso de los ingleses y franceses apoyando la independencia de Latinoamérica frente al imperio español.

¿y qué razones hay para promover la unidad latinoamericana?

Realmente, muy pocas, no es algo que se deba presentar con bombos y platillos como si de una solución única e inigualable, ni mucho menos como la solución a los problemas que cada país en este momento tiene tanto de manera interna como con sus vecinos regionales, y la gran conflictividad se basa principalmente en rencillas históricas que no se terminan de saldar, tanto por disputas de territorios no concluidas, rencores por alguna guerra sucia, entre tantos otras razones que alimentan innecesariamente la división.

A favor de la unificación regional definitiva, la creación de una sola república, es decir, no sé, pongámosle un nombre… ¡Pepe!, la República de Pepe; la creación de la República de Pepe con los territorios de México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Jamaica, Cuba, Haití, República Dominicana, Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Dominica, Granada, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y Las Granadinas, Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam, Guyana Francesa, Ecuador, Perú, Chile, Argentina, y el coloso de Brasil, no sólo nos daría la capacidad innata de ofrecer al mercado internacional una industria potente, sino que también significaría que el potencial de crecimiento sería poderoso, tendríamos departamentos especializados en turismo, otros en minería, otros en manufactura, agricultura, comercio, finanzas, y otras tantas posibilidades de desarrollo que permitiría a la población desplazarse dentro de ese vasto territorio sólo con la identificación de la nueva república, destruyendo las barreras limítrofes que hoy en día nos separan.

La política interior sería complicada, pero debido a la posibilidad de una unificación tributaria, el mercado sería muy accesible tanto en lo interno como en lo externo, y la República de Pepe estaría dentro del G20 y muy posiblemente dentro del G7, si las políticas de Estado se aplican concreta y correctamente, podría demostrarse que una gran nación puede ser posible si sus habitantes se lo proponen, y exigen a sus líderes el cumplimiento de sus demandas.

Las razones en contra son algo mucho más acumulables, muy detalladas, y por no decir más son la razón por la que no somos un país homogéneo: En primer lugar, podemos encontrar que hay una arraigada cultura nacionalista en cada una de las naciones mencionadas, inocentemente creen que de manera individual pueden sostener una economía más sana, y más sólida, y tener mejores beneficios que intentar unificar las las naciones de la región.

Otras razones, que también interfieren con este proyecto, o que más bien ESTORBAN, son la malsana rivalidad ideológica que hay entre gobiernos, los cuales ponen sus intereses por encima de la población a la cual le deben cumplimiento, y es por esto, que nos conocen como los eternos países en desarrollo, siempre quedamos llenos de ilusiones, pero terminamos vomitando realidades que nos dejan mal por unas generaciones.

O sea, cuando un político, o más bien, un partido político se gasta todas las herramientas políticas para hacerse sentir, para hacer que sus ideas sean las únicas que la población pueda creer que son las que pueden llevar a su país adelante, sólo para no hacer nada realmente beneficioso para la nación, sabes que hay un problema de fondo… También cuando notas que hay una alineación pronunciada hacia un país o un grupo de países de tal modo que se condiciona inclementemente la relación con los países vecinos sólo porque no son parte de su línea dogmática de pensamiento, no de acciones, de pensamiento, y es gracias al “demasiado pensar y poco hacer” lo que nos deja atrasados en la tabla de países por economía.

Latinoamérica siempre estuvo dividida por los intereses de los mal llamados “líderes”, de cada país, porque ellos eran los que dictaban las pautas de cómo llevar a cabo cada una de las políticas internacionales, sacrificando el bienestar local por una posición egoísta. Y para resumir, la lista es enorme: Diferendos territoriales entre Chile y Bolivia, entre Venezuela y Brasil, Venezuela y Guyana, Colombia y Venezuela, Colombia y Nicaragua, bueno el Caribe es feliz siendo gente del mar, deberíamos aprender de ellos, los conflictos limítrofes de Belice, los conflictos limítrofes de Argentina con Chile, Argentina con el Reino Unido, en fin, son tantas disputas políticas…

Pasando a la parte histórica, las naciones no han sido tampoco una belleza coloquialmente hablando, sólo los países más abiertos al turismo han saboreado el placer de poder atender a transeúntes desconocidos que desean conocer sus tierras, y probar de su cultura. Sin embargo, las crisis económicas que ha sufrido la región nos han condenado a migraciones masivas que han disuelto de alguna manera la forma en la que estas culturas se mantienen, debido a que siempre se logra permear la cultura del inmigrante y modifica en parte la manera en la que los habitantes perciben tanto su cultura, como la de aquel que ha tenido que dejar su hogar para poder conseguir una mejor vida. Y a raíz de eso, el nacionalismo de muchos países se ha visto alimentado por ese escenario que no ha sido culpa directamente, pero que ha sucedido en una cantidad sucesiva de ocasiones, que termina volviéndose no sólo historia, sino parte de la estadística, dividiendo más la región, y entre otras cosas, nos queda esto.

Nunca estuvimos unidos, pero tampoco nos han querido ver juntos, un refrán dice “un grano no hace un granero, pero ayuda al compañero”. Deberíamos valorar más lo que somos capaces de hacer, porque podemos ser grandes…

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Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: EFEVerde
*Las opiniones expresadas no representan la posición editorial de Zona Captiva. Es responsabilidad exclusivamente del autor.

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