Según el diccionario de la Real Academia Española, una definición de purga es la “Expulsión o eliminación de funcionarios, empleados, miembros de una organización, etc., que se decreta por motivos políticos, y que puede ir seguida de sanciones más graves”
Cuando se trata del mundo de la política, las purgas usualmente ocurren en beneficio de un sector del espectro político que desea obtener supremacía, de un gobierno autocrático que busca asegurar el poder, o de un partido político que busca limpiar su imagen.
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Hemos oído rumores del nuevo gobierno republicano electo en los Estados Unidos, al parecer, y según informaciones verificadas por la prensa, se ha hecho fuerte énfasis en la creación de una nueva oficina anticorrupción, mejor llamada “Departamento de Eficiencia de Gobierno”, con la finalidad de reducir el tamaño del Estado, desregularizar aspectos que entorpezcan el normal funcionamiento del gobierno, y eliminar gastos innecesarios que puedan permitir la optimización de programas de gobierno que requieren atención inmediata.
Muchos periodistas y activistas políticos han protestado en contra, haciendo eco de acusaciones que buscan reducir la iniciativa administrativa a un discurso que según ellos: Trump estaría haciendo entrega del Estado a las grandes corporaciones.
Es alarmante la situación actual de la sociedad norteamericana, después de dos décadas de un socialismo camuflado en movimientos sociales como el Black Lives Matter, el movimiento LGBTQ+, los movimientos antifa, entre otros, han hecho mella en la sociedad actual, fragmentando y polarizándolo entre quienes apoyaban las nuevas ideas de “liberación” y quienes deseaban conservar la antigua estructura, a pesar de los esfuerzos de los más moderados, la polarización se ha exacerbado haciendo algunas ciudades demasiado liberales o demasiado conservadores para mantener una sana convivencia entre facciones políticas.
Donald Trump ha asegurado que desea purgar tanto el Estado, como a la sociedad norteamericana, iniciando con una disolución masiva de elementos ineficientes y corruptos de los programas estatales, además de iniciar lo que llamó la mayor deportación de ilegales de la historia de la Unión. Lo que amerita tomar con cautela sus palabras, pues de ser cierto, el pervertido sueño americano que le vendían al latino promedio, el cual decía que llegando de ilegal podía hacer que pudieras vivir a costa del Estado norteamericano, se ha acabado.
Los políticos más antiguos están temerosos de este asunto, pues la gran mafia política está al borde de la guillotina, a manos de un hombre que desea acabar de una vez por todas, lo que desde hace más de 4 décadas viene denunciando: una casta política que empobrece a la nación para enriquecer sus bolsillos.
¿De qué otra manera se puede ser más patriota?
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Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: El Confidencial
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