Todos conocemos de alguna manera la traición, la fría puñalada por la espalda de quien teníamos algo de confianza, algo de estima, tal vez mucha en algunos casos, para unos representa una marca de dolor insoportable, para otros es un punto de inflexión que marca la manera en cómo seguirán sus vidas en relación a los demás, ojo que hay quienes están tan acostumbrados a estas situaciones que simplemente un “lo veía venir” o un “ya que, ya me acostumbré” son tan tristes en sí mismos que denotan lo que una traición puede hacerle a una persona.
Pero, ¿Qué es la traición?, ¿por qué hasta las más grandes organizaciones la detestan? ¿y por qué deseamos que nuestros enemigos sean traicionados?.
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Bueno, creemos saber lo que significa, pero la traición es simple y llanamente un fraude a la lealtad, a la fidelidad, a los compromisos, por voluntad o por falta de ésta. Entonces, podemos encontrar la traición a un amigo, la traición en un romance, la traición de la palabra, la traición dentro de una alianza, la traición política, la traición a la comunidad, la traición institucional, la traición en el comercio… son incontables, son tantas como tantas son las posibles maneras de establecer una afinidad entre personas, instituciones, hasta gobiernos y naciones.
Nadie desea la traición, pues ha de ser la raíz de muchos males venideros, el tormento de una traición marca psicológicamente al traicionado, y por muchos años puede vivir con ese tormento persiguiendo cada una de sus decisiones pasadas y futuras. Si quieren un ejemplo claro piensen en Polonia, quien todavía no confía en Europa, es parte de ella, pero tiene sus reservas tanto con el Este como con el Oeste, el Norte y el Sur, puede marcar muchas generaciones antes de un acuerdo de reconciliación.
Suena cruel, pero si una traición duele, a tu enemigo debe dolerle más, y es por eso que muchas organizaciones pelean por hacer que su contrincante sea traicionado a fin de establecer un golpe de mano fortísimo en una competencia dada. Sea comercial, de influencias geopolíticas, de alianzas comerciales, entre otras… Que tu contrincante sea traicionado por su aliado es una táctica maestra que ha cambiado muchas historias que se creían incambiables.
Qué interesante es pensar en la traición, un enemigo jamás te traiciona, pues no tiene las condiciones para ello, el amigo si, el aliado, el cercano, ese es quien ha de traicionar, el que promete y no cumple, el que ha de trabajar, pero termina por holgazanear, e incluso, el que se promete a sí mismo un cambio para bien y no se disciplina termina traicionándose a sí mismo, y esa traición es dolorosa porque nadie la ha de notar.
La traición más silenciosa tiene que ver con uno mismo, con la falta de disciplina, con la dejadez, con la falta de confianza con uno mismo, si uno siente que en sí mismo no puede establecer una meta de vida a corto plazo, a mediano o a largo plazo porque en sí mismo no hay coordinación, no se siente empatía por el propio ser, se siente que entre más intenta ser más se decepciona, ese “yo” interno está siendo traicionado, y es lo más doloroso que hay, porque no hay mejor amigo que uno mismo.
Traiciónate, y ni tus amigos ni tus enemigos podrán hacer nada mientras te ven caer…
Traiciónate, y ni tú mismo en 100 años tendrás paz
Abrázate, y cuídate, y te cuidarás de todos los males
Quiérete y esfuérzate en ser tu mejor aliado, y en 100 batallas estarás seguro
Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: Dreamstime
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