Fácil viene, fácil se va. Todos conocemos ese refrán de antaño que tanto nos inculcan para desmotivar las malas costumbres en los jóvenes, precisamente referidas a aquellas acciones de tomar aquello que es ajeno, porque son esas las acciones que empiezan por crear delincuentes.
Pero no es esa clase de delincuencia de la que vengo a hablar, hay una delincuencia que corroe a nuestra sociedad desde los cimientos más bajos, y ocurre diariamente frente a nuestras vidas, incluso en nuestro día a día durante las relaciones interpersonales que tenemos con amigos y extraños y, es esa canallada de saltarse las normas que rigen nuestra sociedad para beneficio propio aún en detrimento de otros, esa “viveza criolla” que todos conocemos, y que no hace más que dañar todo aquel orden que se intenta establecer por el bienestar de la comunidad.
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Saltarse el semáforo en rojo, irrespetar el orden de las filas, dar sobornos en pro de un beneficio propio, el hábito de cobrar mucho y pagar poco, el de acaparar, el de “crear oportunidades” donde sólo se somete al que no tiene la esencia de “vivo”, perjudicando en una cadena de reacciones incalculable la normalidad de las cosas.
Es cierto que ciertas situaciones financieras o sociales llevan a ciertas personas a modificar su haber para obtener un beneficio tangible pero, seamos honestos, la viveza no es cosa de pobres sino de irresponsables, de gente que prefiere pasar por encima de la ley cuando no le conviene cumplirla pero escudarse en ella cuando siente que le puede sacar provecho, y para qué decir más, si todos sabemos lo que es.
¿Para qué exclamar a viva voz que la viveza criolla acaba con nuestra sociedad si a diario sabemos que no hacemos nada para frenarla?, ¿para qué educar a los chicos a ser responsables con sus obligaciones si “deja eso pa’ mañana” es más fácil de decir?, ¿para qué intentar respetar las luces de los semáforos, que están diseñados para prevenir una serie de calamidades y darle un orden al tráfico, si hacer que “el que venga” tenga que hacer un esfuerzo para evitar tu irresponsabilidad mientras sales ileso de tus propias debilidades?.
Hoy no tengo intención de hacer un discurso de 2-3 horas como un político demagogo, que representa un partido populista, que busca proyectar poder y autoridad en unos puestos “democráticos”, que por cierto representan en este momento el mayor monumento a la inmoralidad en cuanto se sabe, por cuanto no se sabe todavía se especulan muchas cosas que podrán o no ser verdad.
Qué fácil es ser un vivo, qué difícil es ser inteligente, moral, laborioso, disciplinado, honesto, íntegro y por sobre todas las cosas, un ciudadano ejemplar; que por más que el entorno sea hostil, se mantenga un perfil de integridad moral, social, económica, y hasta familiar, porque hasta en eso estos días se ve mucha afectación.
¿Será que la viveza criolla es una maldición o una bendición? ¿usted qué opina?
Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: Guayoyo en letras
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