Amlo terminó su mandato con 60% de aprobación y extendiendo su proyecto de gobierno 6 años más con su candidata y recién electa presidenta, Claudia Sheinbaum. Mientras tanto, el presidente Petro continúa sin levantar cabeza; deja a la izquierda colombiana muy mal parada de cara a las elecciones del 2026.
Este domingo 2 de junio los mexicanos eligieron a Claudia Sheinbaum como la primera mujer presidenta de su país. La candidata de Morena, el partido del gobierno, ganó las elecciones con el 58,3 % de los votos, arrasando con su más cercana rival, Xóchitl Gálvez, que solo obtuvo el 26,6 % de los sufragios. A esto sumémosle el triunfo de la economista Clara Brugada, también de Morena, en los comicios para la Jefatura de Gobierno de CDMX. Estos resultados demuestran la alta popularidad de López Obrador; originada en buena medida gracias al éxito de sus políticas sociales; el aumento del salario mínimo y el incremento de la inversión extranjera.
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Amlo y Petro son similares en sus fines, pero distintos en sus formas. Petro está por cumplir dos años de su llegada a la presidencia; tiempo que ha desgastado defendiéndose de sus adversarios en X; enfrentando los escándalos provocados por su círculo cercano y removiendo ministros. Por su parte, López Obrador ha enfrentado las mentiras y los ataques de sus rivales con resultados y apoyándose en una inteligente estrategia comunicativa basada en la solidez de sus discursos en las ‘mañaneras’, donde comparte su agenda del día y responde las críticas a su gestión con una de sus frases más célebres, «yo tengo otros datos».
En su afán de contar la «verdad» de su gobierno, Petro gastó más de $1,200 millones del erario público en su periódico propagandista Vida, olvidándose de la austeridad que tanto prometió en campaña. Mientras que Amlo cumplió con la eliminación del uso del avión presidencial, acabó con el Estado Mayor Presidencial y emitió el decreto para reducir un 25% los salarios de altos funcionarios públicos.
La desaprobación del presidente Petro llegó al 65%, según Datexco. A los escándalos de corrupción y la mediocridad de algunos de sus ministros se suma la pésima gestión de las comunicaciones en la Casa de Nariño.
El próximo 20 de julio se cumplen dos años de la llegada del primer gobierno de izquierda a la presidencia de Colombia. Pero esta oportunidad está siendo desaprovechada; más bien le abren camino a la derecha facinerosa; una derecha a la que le tocó madurar a la fuerza, que renunció por fin al caudillismo y se alejó de la sombra de su máximo líder, hoy imputado.
Petro debe aprender de Amlo su capacidad de gestión basada en resultados. A hacer más y hablar menos; saberse como presidente y no como activista. Solo así podrá empezar a gobernar de verdad.
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Por: Mike Saportas Peláez
Instagram: @mikesaportas
Imagen: Europa Press
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