Desde el 20 de marzo Bogotá empezó la cuarentena a causa del Covid–19, y Colombia se unió a la ciudad desde el 24 del mismo mes. Cuando todo inició, el país parecía asustado, todos teníamos miedo de salir, la situación parecía alarmante y algo apocalíptica, pero con el paso de los 70 días que ya cumplimos en aislamiento las cosas se han tornado totalmente diferentes, ahora parece que el virus dejó de asustar y terminó convirtiéndose en otra teoría conspirativa.
Entiendo el miedo que todos tenemos a raíz de la pandemia porque nadie, en ningún momento de su vida, se imaginó hacer parte de la historia así, sin embargo, el superar el miedo quiere decir que empecemos a ser descuidados, tal y como a la fecha lo hemos hecho en Colombia, un ejemplo de ello es el caso de aquellos que decidieron meterse a nadar en una volqueta, pues se nota que dejaron de temerle al Covid–19, pero la responsabilidad de este tipo de situaciones no solo recae en la gente sino también en el Gobierno, porque lo que ha hecho con el manejo de la cuarentena me parece irresponsable, pues tener 43 excepciones a la regla es como si no existiera.
La gente necesita comer, todos, de hecho, necesitamos hacerlo, ya que sin importar los ahorros que se tengan, ante este suceso nunca habrá dinero suficiente para que uno se sienta completamente tranquilo, pero eso no debe volverse la recurrente respuesta para lo que la gente está haciendo, en gran parte apoyada por el Gobierno colombiano, pues gracias a esas salidas “paulatinas” aprobadas durante este aislamiento, los contagios en Colombia se siguen disparando, lo cual terminará haciendo que ese escenario apocalíptico de las primeras semanas termine siendo real.
La economía en Colombia es vital, sobre todo cuando la mitad de las personas viven de manera informal, pero siempre he tenido la convicción que el dinero no vale nada si no se tiene salud, por ejemplo, antes de escribir esta columna escuché el anuncio de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, en el cual informó sobre el cierre de la localidad de Kennedy, localidad en la que por cierto vivo; con esta noticia sentí tanta ansiedad y desesperación, porque durante otros 14 días tendré que seguir en casa, con miedo de salir hasta a la esquina ya que si me llegase a enfermar, lo cual le pido a Dios y al universo nunca pase, podría contagia a mis padres, y esa es una situación que me aterra de muchas maneras, y todo porque en esta zona de la ciudad la gente sigue saliendo protegida por las excepciones del Gobierno Nacional a conseguir dinero, el cual, al igual que al principio se acabará rápidamente lo que los obligará a salir de nuevo a exponerse al virus, mientras que si todos estuviéramos en casa tal y como se nos dijo que teníamos que hacer, Kennedy no estaría cerrada y todos podríamos volver a trabajar sin miedo de enfermarnos.
Los que salen a trabajar no los juzgo, pues si el Gobierno hubiese efectuado realmente controles de bioseguridad en el aeropuerto, y luego lo hubiese cerrado a tiempo, la situación de Colombia, y Bogotá específicamente, sería mucho más sencilla, pero además de haber dejado todo para lo último, como buenos colombianos, también, incluso en un momento como este, siguen robándose el dinero que pudieron invertir en ayudar a todos esos trabajadores formales e informales que no tenían la necesidad de salir a exponerse al contagio, pero como esto nunca pasó, desde el lunes 1 de junio, Kennedy está completamente cerrada. A lo que sí juzgo son aquellos que he visto que salen a nada o buscan cualquier excepción de la regla con tal de poner un pie afuera, porque ellos ayudan a empeoran esta situación, no solo en esta localidad, sino en Bogotá y todas las ciudades de Colombia, pero ellos parecen no afectarles nada y solo siguen escudándose en esas famosas excepciones del gobierno como “es que voy a salir a hacer deporte”, cuando todo el mundo sabe que jamás ha pisado si acaso un parque para correr.
Tanta excepción vuelve boba a la cuarentena, pues la gente saldrá pensando que al haber tantas flexibilidades quiere decir que el virus no es tan mortal ni grave como nos lo han vendido, y solo es un “mecanismo de control y sumisión creado por los gobiernos para calmar a los pueblos”. Sea como sea, Colombia justo está entrado en un pico, porque crecer de a mil casos diarios de contagios en el país no puede llamarse de otra manera, y, aun así, las cosas siguen reabriéndose con la intencionalidad de “recuperar la economía” que por cierto ha estado mal desde mucho antes del Covid–19.
Este aislamiento tiene de inteligente lo mismo que aquellos que usan el tapabocas en el mentón porque “es que incomoda”, la verdad un aislamiento en estas condiciones es peor que incluso tener a todo el mundo afuera, porque lo único que está mostrando es que el dinero es lo único valioso, y si no desaprendemos semejante barbaridad, Colombia se irá consumiendo a sí misma, y el coronavirus no será el culpable sino solo un detonante que evidenció lo mal que estamos en este país.
Quiero cerrar de nuevo con una frase que ya mencioné, sin salud el dinero no sirve para nada, así que por favor quedémonos en casa así todos a nuestro alrededor salgan a los centros comerciales o a los museos, los cuales considero innecesario abrir justo ahora, porque si el aislamiento no es inteligente nosotros como pueblo sí lo seremos y cuidaremos de nosotros mismos para que cuando todo pase y podamos retomar la vida que nos quedó pausada, lo hagamos con tranquilidad del deber cumplido y no solo por la intención de salvar una economía que hace mucho era insalvable.
Por: Paula Andrea Porto Tavera
Instagram: @paulaportocine
Imagen: Pixabay
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