Hace unos días durante el acto de posesión del poder legislativo colombiano el aún Presidente de la República Iván Duque Márquez, fue abucheado por parte de algunos congresistas.
Como era de esperarse esta irrespetuosa conducta ejercida por los legisladores involucrados generó diversas opiniones y posturas, pero acá lo importante y digno de rescatar es la necesidad del respeto a la institucionalidad que cualquier mandatario representa independientemente de la gestión ejercida, pues otra cosa sería que en un acto público al Jefe de Estado le hubiese ocurrido semejante situación, podríamos atribuir el hecho a la ignorancia de algunos ciudadanos sobre el trato a nuestras autoridades, pero viniendo de quienes están llamados a ejercer en su máxima dimensión el poder legislativo que representa al pueblo, es indignante y muy diciente de los valores de quienes incurrieron en dicho acto, que no hace más que enlodar la investidura de los atacantes más que la del personaje atacado.
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Los ciudadanos somos quienes ponemos o quitamos representantes, y debemos recordar que en su momento Iván Duque accedió al poder gracias al voto popular y que ese es un acto político que no puede ser desconocido por quienes a partir de este nuevo período legislativo representarán a esa parte de este país que decidió colocarlos en esas curules para que ejerzan un derecho universal y democrático tras ser electos, y con lo cual se hicieron merecedores del mismo respeto que en ese momento le debían al señor presidente saliente Iván Duque.
Y es que no estamos hablando ni de derecha ni de izquierda, estamos hablando de respeto como sinónimo de acatamiento y reconocimiento a nuestras instituciones y al poder ciudadano que es quien al final elije a sus representantes.
Duque al referirse al caso acotó sentirse tranquilo con su gestión y agregó que a su juicio “sería mejor escuchar, argumentar y contra-argumentar, como de hecho está previsto” y es que caer en actitudes que distan de un proceder apegado al derecho y a la institucionalidad, nos pone de nuevo en esa guerra polarizadora que en nada ayuda a la construcción de un mejor país, sí, un país basado en el reconocimiento del otro y del resto como parte de un todo, porque la verdad es que TODOS SOMOS NECESARIOS, para hacer patria se necesita el esfuerzo y voluntad de la gente y de sus líderes independientemente de la corriente política que tengan como estandarte, lo que debe primar es la nación y el progreso de sus habitantes.
Dios bendiga a Colombia y a sus gobernantes, los de ahora y los de antes.
Por: Erika Baute
Instagram: @erikabauteak
Imagen: El Tiempo
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