Este pasado Día de las Madres quedó marcado por la sangre de al menos 3 mujeres acá en Colombia que fueron vilmente asesinadas, sin que, ni el Gobierno ni las autoridades hayan podido evitarlo.
En hechos algunos fehacientes y otros que aún son materia de investigación, tres mujeres durante un mismo día en diferentes lugares del país, perdieron la vida a manos de sus victimarios, una de ellas en avanzado estado de gestación, sin que los médicos pudieran salvarle la vida a la criatura debido a la gravedad de las heridas de bala que su madre recibió, precisamente en un día en el que todas celebramos el orgullo de ser mujeres y el privilegio de traer hijos al mundo.
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Según la Fiscalía En lo que va del año 2023, han ocurrido al menos 40 feminicidios, mientras que el Observatorio Colombiano de Feminicidios refiere que son 133 las féminas asesinadas. Todo esto sin contar que ante las autoridades de Medicina Legal se han interpuesto 44 000 denuncias sobre violencia de género.
Quizá podríamos pasar el día entero citando cifras, cada una más alarmante que la otra, pero lo que más nos entristece es que esa cifras frías y preocupantes tienen tras de sí historias de vida, nombres de pila, hijos, hermanos, padres, amigos, en fin eran y algunas aún son seres humanos, que aunque no han dejado este mundo, han perdido la esperanza de llevar una vida libre de violencia, y por el contrario deben vivir en un país que a lo largo de la historia ha normalizado el maltrato y el crimen, escudándolo en frases tan deleznables como “Algo habrá hecho la vieja”, “Quién la manda a meterse con ese tipo”, “Seguramente lo provocó”, “Es que con esa pinta un angelito no era”, y pare usted de contar, como que ser linda, o sexy es un delito y peor aún les otorga libertad de ataque a quienes buscan mujeres hermosas para sus relaciones y luego no pueden con el hecho de que otras personas les admiren o si quiera les dirijan la palabra.
Es en serio esto de ser mujer en un mundo tan machista y poco empático para con el género, es un complique. Tan sencillo sería para nuestros gobernantes invertir en salud mental y prevenir desde las aulas y los hogares el mal manejo de la ira y las emociones, así quizá tendríamos más separaciones y divorcios y menos sufrimiento y muerte a causa de un rompimiento sentimental.
Está demostrado que mucho más felices crecen los hijos de padres conscientes separados que aquellos que por la familia, permanecen juntos en constantes peleas, golpes, abuso físico, verbal y moral. Esto tiene que parar, ¡basta ya! Dios bendiga a las mujeres de Colombia y del mundo, pero aún más a sus perpetradores a ver si con eso desisten de estos ataques
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Por: Erika Baute
Instagram: @erikabauteak
Imagen: La Voz
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