Recuerdo haber leído una columna escrita por la misma ministra de Educación, María Victoria Angulo, por allá en 2020, a mediados del mes de octubre. En esta columna, la ministra vanagloria a gobierno nacional, diciendo que el sector de la educación, es el que mayor presupuesto ha recibido en este periodo, supuestamente al pasar de 38 billones de pesos en 2018 a más de 47,2 billones de pesos en 2021.
En esta columna también se habla sobre todas las oportunidades de acceso que tiene todos los niveles de formación, y haciendo especial énfasis sobre las ventajas para los estudiantes, directivos, profesores y plantas físicas destinadas para ello. Y sobre todo, de llegar a todos los lugares en todos los rincones del país. Claro, en papel todo se oye muy bien, muy bonito y todo, pero pasemos a la mera realidad del asunto.
Le puede interesar: Nos “espiaban” desde antes, ¿de que se preocupan?
Pero según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, que, incluso antes de la llegada del coronavirus, la situación social en la toda la región latinoamericana, se estaba deteriorando, debido al aumento de los índices de pobreza y de pobreza extrema, la persistencia de las desigualdades y un creciente descontento social. Situación que se aceleró con el confinamiento impartido por todos los gobiernos.
Y Colombia no es la excepción, pequeños y medianos emprendimientos, instituciones educativas, comerciantes informales, entre otros, cerraron a causa de la pandemia. Por ende, colegios del sector publico y privado, empezaron a implementar las clases virtuales con todos los estudiantes.
Y es aquí donde comienza a evidenciarse de manera más sutil, más clara, aquellos problemas que azotan al sector educativo desde hace varias décadas. Problemas que fueron recogidos en un análisis del Laboratorio de Economía, realizado por la Universidad Javeriana y nombrado por la codirectora Luz Karime Abadía, en donde se evidencia que, en Colombia, el 63% de los estudiantes de 11 de bachillerato y 5 de primaria de distintos colegios públicos, manifestaron en no tener acceso a internet ni computador en sus hogares.
En el caso de los estudiantes de 9 de bachillerato, solamente el 57% manifiesta no tener acceso a estas herramientas. A nivel regional se encuentra que, en el 96% de los municipios del país, menos de la mitad de los estudiantes tienen acceso a las herramientas tecnológicas necesarias para recibir clases virtuales, siendo la región suroriental del país la que presenta mayores rezagos. Y es aquí, donde todos se preguntan: ¿Y los recursos? ¿Qué pasó con los 47,2 billones, sí, billones de pesos que “destinó” el Gobierno Nacional?
Otro problema que se suma a esto, es la falta de capacitación que tienen los docentes al pasar a manejar dispositivos virtuales desde su hogar. No se necesitan estadísticas para mostrar esta problemática, solo basta con buscar aquellos videos en YouTube o TikTok. Docentes que jamás han necesitado un computador para impartir clases, poco manejo tienen con las herramientas virtuales que les brinda plataformas como Google. Y no solamente es esto, también es la falta de respeto de una generación que considera a la gran mayoría de sus maestros, como unos ignorantes en este tema, son tomados en forma de recocha por sus estudiantes.
Por eso digo que la pandemia ha sacado lo peor y lo mejor de cada país y de las personas, pero en nuestro contexto nacional, sacó la peor parte de nuestro querido gobierno: No hay plata para la salud, no hay plata para la educación, no hay plata para los trabajadores, no hay plata para las microempresas, los bancos suben intereses con permiso del Estado, no hay vacunas, congresistas se suben sueldos, el mínimo subió apenas un 3% y la lista sigue…
Por: Samir Andrés Méndez Bonilla
Instagram: @Samir_mendez182
Imagen: educaccionperu.org
*Las opiniones expresadas no representan la posición editorial de Zona Captiva. Es responsabilidad exclusivamente del autor.
