Así de sencillo, te pasaste todo este tiempo ilusionando con historias muy bien elaboradas, bastante buenas como para ser verdad, pero te puedo decir que olvidaste un detalle importante: Las historias que me contaste son totalmente falsas, no pude verificar ni el día que te invité por un café…
Si eres hombre de negocios, sabes lo crucial que es mantener un perfil de credibilidad alto, un estatus de compromiso y madurez de palabra y obra, pero no me vengas con que has estado ocupado cuando lo que te pido es que revises un documento que te mandé a tu correo electrónico, para que me des tu opinión sobre algún detalle en la negociación que estamos llevando adelante, si de verdad estás interesado, ¿Por qué no ponerle un poco de atención?.
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Pareciera, o estás acostumbrado a hacer ver que tu interés tiene color de mar: sube y baja con las mareas y a la larga, es algo que se torna por demás aburrido y en algunos casos, contraproducente, pues sincronizar una agenda a interés de un tercero tiene sus desventajas.
Cuántas veces me hiciste cancelar compromisos que catalogaba como importante para terminar en una reunión que podía ser tranquilamente unos 5 mensajes de texto, tirar por la borda lo que pudo ser un cliente seguro y con negocio cerrado por andar complaciendo una sociedad que ahorita no parece tener un inicio real a la vista…
Perdiste mi crédito, mi confianza, y reconstruir eso cuesta, cuesta tiempo, cuesta trabajo, porque esas cosas s recuperan con hechos, y los hechos suman en pocas proporciones aún en situaciones desesperadas… Si no me crees, pregúntale al banco qué tal si te atrasas una cuota en el plan del crédito: no te va a gustar.
¿Y bien?; ¿Seguirás con la retórica sin respaldo? ¿O vas a reaccionar y comenzar a decir las verdades sin importar lo amargas que sean?
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Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: El Confidencial
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