Bogotá, una ciudad capital con más de 8 millones de habitantes ahora parece un campo de tiro por tanta inseguridad y la verdad ya la gente no sale por miedo a morir en medio de una balacera.
Me da tanta tristeza iniciar con eso, pero es verdad. Soy una joven de 27 años rodeada de gente aún más joven en edad de «disfrutar», pero no se imaginan cuántas veces escuché esta semana comentarios como «no, mejor no salgamos que está peligroso.’ ¿Pueden creerlo?
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Se supone que los jóvenes son los más irreverentes, que no les importa nada y que van por la vida diciendo cosas como «el que le tenga miedo a morir que no nasca», pero hoy, la inseguridad en Bogotá es tan alta que ellos son los primeros en resguardarse.
Y cómo no, resulta que en Bogotá, en las últimas dos semanas de febrero se presentaron más de dos balaceras por semana, y muchos dirán que eso fue en lugares peligrosos, pero no, hasta en el Parque de la 93, uno de los lugares con más seguridad y un punto turístico de la ciudad se presentó una situación así.
Cada caso ha sido aislado, pero ya despierta la preocupación de los bogotanos por su seguridad, pues ahora hasta salir a comer a un restaurante puede ser peligroso, y es en ese punto donde la legalización de las armas se vuelve un tema central en la mesa de debates y hace que la tensión del momento incremente.
Yo no sé ustedes, pero no confío en una Bogotá armada, si tal como vamos ya ha habido casos de disparos y muertes por defensa personal, cómo sería la situación si todos tuvieran acceso a un arma.
No obstante, entiendo la posición de la gente. Salir con temor a reunirse con los amigos, la familia o la pareja, es la peor sensación que existe. Pensar que uno sale, pero no tiene la certeza de regresar porque en cualquier momento hay disparos, es algo que no permite tener una buena calidad de vida; y al ver que las instituciones no hacen algo significativo para combatir el tema, pues es normal que la gente prefiera defenderse que esperar a que la defiendan.
La inseguridad en la ciudad ya no es una cuestión de percepción, es una realidad. Estamos aterrorizados y, probablemente esto no es ni la mitad de terror que viven las víctimas del conflicto en el territorio nacional, pero sí así está la capital que es el lugar «más seguro» del país, no quiero ni imaginar cómo estarán municipios, pueblos o corregimientos.
Me gustaría brindar alguna solución y no hacer de este texto solo una queja, pero siendo sincera no hay una solución a corto plazo que nos ayude, pues al final, poner más policías en la calle no hará que dejen de existir delincuentes capaces de accionar un arma sin importar las circunstancias.
Así que en esta ocasión solo podamos reflexionar sobre cómo lograr sobrevivir en la ciudad y pensar muy bien que la aprobación del porte legal de armas no será el camino adecuado para combatir la crisis.
Y esto no es culpa de un gobierno en específico, sino de toda una historia de desinterés por la seguridad y el bienestar de los bogotanos y por el abandono de las instituciones al cuidado y protección de la ciudad. Solo espero que Bogotá deje de ser peligrosa y jóvenes y adultos nos encontremos de nuevo en la calle sin el miedo a que en cualquier momento nos dispararán.
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Por: Paula Andrea Porto Tavera
Instagram: @paulaportocine
Imagen: Freepik
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